Por más que Android tenga un mercado más grande que iOS en los iPhones, Apple sigue siendo prioridad para muchos desarrolladores. Fortnite Battle Royale es uno de los más recientes ejemplos del caso. Primero llegó a iOs y luego arrancó el desarrolo en el sistema operativo de Google.
Otros juegos como Super Mario Run, también siguió esta tendencia. Como este hay muchos otros casos como PUBG Mobile o HQ Trivia. Por su puesto, no se trata de un tema de potencia de los móviles; sino, de facilidad para los desarrolladores.
Apple pone el terreno fácil para los programadores. Hay tan solo un puñado de terminales de la empresa de la manzana, mientras que un app para Android debe optimizarse para varios tamaños de pantalla, procesadores, especificaciones de la cámara y otros cientos de detalles a tomar en cuenta.
Por este motivo, hay ciertas empresas que aprovechan la espera del lanzamiento de apps para iOS para realizar malas copias. Google Play tiene un extenso catálogo de aplicaciones que solo imitan a las versiones terminadas de otras de la plataforma de Apple.