La NFL sí reaccionó, tomando medidas preventivas para cuidar la salud de sus jugadores y evitar futuras lesiones cerebrales. (AP)
La NFL sí reaccionó, tomando medidas preventivas para cuidar la salud de sus jugadores y evitar futuras lesiones cerebrales. (AP)

No es ningún descubrimiento afirmar que los deportes -y con mayor razón los que involucran cierto contacto físico- son motivos constantes de lesiones. Futbolistas suelen sufrir, por ejemplo, de esguinces en los tobillos y desgarros en los muslos, basquetbolistas de fracturas en los dedos y problemas en la rodilla, y peleadores de artes marciales mixtas de cortes en la cara y hematomas en prácticamente todo el cuerpo.

Todas las lesiones mencionadas son un riesgo latente y, en cierta manera, hasta predecibles. ¿Cómo no esperar un corte si te pegan un ‘derechazo’ en la cara? Bueno, existe un deporte sumamente popular en los Estados Unidos en el que el daño a la salud pasó completamente desapercibido durante cerca de un siglo. ¿Cuál? El football, o fútbol americano, un fenómeno que traspasa lo meramente deportivo y que esconde, por cierto, más de una verdad.

Por más emocionante que sea, el fútbol americano supone un riesgo constante para los deportistas, quienes no huyen -ni huirán- del problema. (USA TODAY)
Por más emocionante que sea, el fútbol americano supone un riesgo constante para los deportistas, quienes no huyen -ni huirán- del problema. (USA TODAY)

La película “La Verdad Oculta”, protagonizada por Will Smith, revela justamente eso. Esta producción biográfica norteamericana estrenada en 2015 muestra, de manera dramática, la incansable lucha del Dr. Bennet Omalu, un patólogo forense nacido en Nigeria, contra la NFL (National Football League) y las lesiones crónicas que sufren sus jugadores y exjugadores a raíz de golpes repetitivos en la cabeza.

Y, tras años de ser desairado por ser un inmigrante nigeriano, perseguido políticamente, cuestionado por sus convicciones y métodos, y de ver sus revelaciones médicas estropeadas por las altas esferas del ‘deporte rey’ en Pittsburgh y de todos los Estados Unidos, el Dr. Bennet Omalu logró su cometido: más allá de las masas que mueve y la pasión que genera cada fin de semana, el fútbol americano le hacía daño a sus propios protagonistas.

Así, apoyada en los casos reales de Mike Webster, Junior Seau y Dave Duerson, Omalu y “La Verdad Oculta” reafirman que, en una cantidad importante de casos, el desenlace de la encefalopatía traumática crónica (enfermedad degenerativa que produce aquella interminable turbulencia del cerebro dentro de un casco) fue, es y, lamentablemente, seguirá siendo letal, algo desconocido para fanáticos y jugadores e invisible para los dueños de una industria billonaria.

Pero, ¿cuánto ayudó realmente la batalla del Dr. Omalu? ¿Rindió frutos? ¿Hubo cambios? ¿Su posterior libro, “Juega Duro, Muere Joven: ¿Fútbol Americano y Demencia, Depresión y Muerte” creó consciencia?

Para empezar, la NFL implementó en 2009 un protocolo específico para contusiones cerebrales y, con el pasar de los años, la ha ido ajustando debido a algunos casos específicos de incumplimiento (Seattle Seahawks y Texans en 2017) y a las necesidades y bienestar de todos aquellos que conforman el juego.

Will Smith junto al Dr. Bennet Omalu, cuyos estudios contribuyeron a encontrar la conexión entre contusiones cerebrales, fútbol americano y ETC. (Getty)
Will Smith junto al Dr. Bennet Omalu, cuyos estudios contribuyeron a encontrar la conexión entre contusiones cerebrales, fútbol americano y ETC. (Getty)

Ahora, en caso se detecte una posible contusión, el jugador debe ser retirado del campo y llevado al camerino, donde el cuerpo médico y especialista en neurotrauma le realizarán una serie de exámenes. En caso se confirme ser una contusión cerebral, no podrá volver al campo de juego, mientras que, si el jugador pasa los exámenes correctamente, podrá regresar a la cancha bajo la supervisión de los doctores, quienes estarán atentos a cualquier síntoma.

Además, la NFL por fin le puso fin a los choques entre cascos (algo más que habitual en cada jugada de cada partido), limitó la cantidad de contacto permitido durante las prácticas, evalúa cambiar la superficie de las canchas a sintética para aminorar el impacto al caer, donó cerca de 100 millones de dólares para estudiar casos de contusión e investiga día a día los golpes que sufre el cerebro, con el fin de lograr una simulación exacta y diseñar mejores cascos.

En cuanto a cifras de la misma NFL, el número de contusiones ha tenido una tendencia a altibajos desde el 2012, año en que se registraron un total de 261. El número bajó a 229 en 2013 y a 206 en 2014, la cifra más baja en este periodo. Luego vino 275 en 2015, cayó a 243 en 2016 y se disparó de manera alarmante para el 2017, al reportarse 281 contusiones. Para el bien del cerebro de cada deportista, tanto 2018 como 2019 tuvieron mejores números de lo habitual (214 y 224 respectivamente). Para más detalles, aquí el reporte oficial del 23 de enero de este año.

La información de lesiones en la liga es recopilada y analizada por IQVIA, una empresa tercera manejada por la NFL. (NFL Player Healh & Safety)
La información de lesiones en la liga es recopilada y analizada por IQVIA, una empresa tercera manejada por la NFL. (NFL Player Healh & Safety)

Esto se debe, también, a una postura bastante humana y comprensiva de la NFL con respecto al tema en cuestión y a la película en sí. En el acuerdo firmado entre la liga y los productores de la película se incluyó la emisión del trailer oficial durante los mismos partidos, teniendo su pico en los tres encuentros disputados en el Día de Acción de Gracias 2015. Nada mal, tomando en cuenta que se esperaba una mayor oposición a la cinta por parte de la liga profesional. Pero, no podía ser de otra manera: por más seguro que sigan habiendo choques y lesiones, y por más que la reacción haya sido algo tardía (mejor tarde que nunca, obviamente), la integridad física de los jugadores estaban en sus manos. Y ahí seguirán.

Estas son las cuatro etapas de la encefalopatía traumática crónica, siendo la IV la más severa. El daño al cerebro es preocupante. (Brain: a journal of neurology)
Estas son las cuatro etapas de la encefalopatía traumática crónica, siendo la IV la más severa. El daño al cerebro es preocupante. (Brain: a journal of neurology)


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