Riquelme consiguió ganar tres de las seis Copa Libertadores que tiene Boca Juniors en sus vitrinas. (Foto: La Nación de Argentina)
Riquelme consiguió ganar tres de las seis Copa Libertadores que tiene Boca Juniors en sus vitrinas. (Foto: La Nación de Argentina)

De niño creía que me gustaba Boca Juniors. Estaba equivocado. Solo me fascinaba ver jugar a . Ahora, con panza de treinteañero, vuelvo a sus videos de YouTube solo para recordarme que el último ’10′ vivo sobre la faz de tierra se llamaba Juan Román, un romántico del fútbol.

Busquen en la foto que busquen, la cara de Riquelme mostró siempre el mismo emoticon. Como si sonreír, estar furioso o cargar una pena significasen la misma portada. Un futbolista que si no contara con todos los títulos que suma Román, sería catalogado de 'pechofrío' o 'amargo', como acusan en Argentina a los que no dan el 100% en un partido.

Mi primer recuerdo sobre él tiene que ver con una madrugada de noviembre del año 2000. Antes de entrar a mis clases de quinto de primaria, me senté al borde de la cama de mis padres para seguir la final de la Copa Intercontinental. Seguro que mi viejo quería ver al Real Madrid de Figo, pero yo me quedé enamorado del Boca Juniors de Riquelme. Sobre todo porque en los primeros diez minutos, yo estaba viendo cómo el pequeño David bostero le pegaba un baile al gigante Goliat madridista.

La misma sensación tuve una tarde de enero del 2005 en la que ATV trasmitió un partido de la Liga española. Riquelme, ahora con camiseta del Villarreal, se volvería a encontrar con el FC Barcelona, donde nunca pudo jugar al nivel mostrado en Boca. La temporada anterior, Román había vencido a los blaugranas en El Madrigal con un ajustado 2-1 sin ser tan determinante. Ahora, en cambio, tenía a Diego Forlán como su mejor complemento y el 3-0 con que derrotaron al Barza de Ronaldinho, Eto'o, Xavi e Iniesta fue un recital para el 'Submarino amarillo'.

Me ilusionó cuando Boca Juniors lo repatrió para jugar la Copa Libertadores en el 2007. En esos seis primeros meses del año me encantaba engancharme a las transmisiones de FOX Sports en los entrenamientos en Casa Amarilla. La vuelta de Román era el reality de moda, y el interés que generaba verlo dejar en el camino a rivales para jugar otra final de la Libertadores fue único. Vaya, busque el video de las definiciones en la que los 'Bosteros' se impusieron con un apabullante 5-0 global con tres goles de Riquelme. Nunca tan determinante.

Jamás le dio de patadas al balón, siempre lo acarició con el guante derecho y la clavó en todos los ángulos que quiso. El único hombre que compartió un vestuario de fútbol con Diego Maradona y Leo Messi se despidió una tarde fría del 2015 en la que las ediciones de los diarios deportivos estaban casi en las rotativas. Desde entonces siento que le debemos un homenaje del tamaño de La Bombonera. Ya tocará, Román, ya nos haremos de rendirnos otra vez a tus pies.

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