Barcelona cayó ante el Athletic Bilbao por la final de la Supercopa de España. (Foto: AFP)
Barcelona cayó ante el Athletic Bilbao por la final de la Supercopa de España. (Foto: AFP)

El Barça de Koeman parecía que en este 2021 estaba empezando a encontrar el camino y la Supercopa se vislumbraba como el escenario perfecto para confirmarlo. Y aunque el equipo ya nos había acostumbrado antes a una de cal y otra de arena, lo de ayer, en una final, no lo entendí.

El equipo renunció a la presión alta que le estaba dando resultados y esperó pasivamente el error del Athletic. Y el plan tuvo sentido gracias a un Griezmann que se reservaba los goles para los partidos decisivos. Pero este Barça aún está tierno y su irregularidad le impide crecer en autoestima.

El partido era una oportunidad de oro para recargar baterías y llenarse de confianza, pero el equipo demostró otra vez que está inmerso de lleno en una reconstrucción que sigue pidiendo a gritos cambios profundos.

A parte, todo le salió mal en esta Supercopa, un trofeo que, eliminado el Madrid, tenía poco que ganar y mucho que perder. Porque no solo no consiguió llevarse la copa para casa sino que, por si fuera poco, las piernas de los jugadores acumularon dos prórrogas para nada en enero, cosa que teniendo en cuenta lo corta que es la plantilla culé, puede acabar pasando factura cuando se decidan los títulos importantes. Tocará levantar cabeza y ver qué capacidad de reacción tiene un equipo que sigue en la UCI.

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