Dani Alves firmó un contrato por un año (hasta junio del 2023). (Foto: Imago7)
Dani Alves firmó un contrato por un año (hasta junio del 2023). (Foto: Imago7)

¿Te imaginas a alguien en la actualidad que supere a figuras como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo? A simple vista parece una locura, porque, en los últimos años, tanto el argentino como el portugués, han rotó todo tipo de récords en el fútbol: es decir, ambos son considerados por los amantes del balón como unos ‘monstruos’. Sin embargo, sí existe un jugador que está por encima de ellos y ese es , el futbolista con más títulos en la historia que ha llegado a de la para engrandecer su carrera.

Pero para alcanzar ese sitial en el mundo, Daniel Alves Da Silva, más conocido como Dani Alves, tuvo que hacer muchos sacrificios desde niño. Incluso, logró sobreponerse a muchas circunstancias en su vida, como llegar a dormir en una cama de piedra antes de convertirse en un jugador profesional.

Una vida de sacrificios

La historia de Dani, sin ningún problema, podría ser digna de una película de la ficción. El jugador brasileño nació el 6 de mayo de 1983 y es el último de los cinco hijos de Domingos y Dona Lucia, familia de origen humilde, que sobrevivía, a duras penas, gracias a su propia plantación, ubicaba cerca de casa.

Fue así que, desde a los 7 años, junto a su padre, Dani viajaba a las cuatro de la mañana a 30 kilómetros de distancia de su casa para trabajar en la recolección de melones, cocos, duraznos y cebollas. Para luego, dejar el campo y asistir al colegio.

A pesar de todo, el cansancio y sueño no azotaba a Alves para que, al final de cada día, acudiera a una cancha de tierra, que estaba cerca de su hogar, para encontrarse con su gran amor: el balón. Sin saber que estaba forjando a uno de los mejores jugadores de las últimas décadas.

Hasta los 13 años durmió en esa placa de cemento que su padre le construyó como cama, en la cual usaba paños y mantas para tratar de disimular la dureza, que le causó más de un dolor de espalda cada mañana. Pese a ello, Dani nunca dejó de soñar.

“La vida es dura para quien es blando. Volver a mi pueblo sirve para purificar mi felicidad. No tengo necesidad de dinero ni de aplausos, sólo de salud, una buena cama, un colchón decente y mucha fuerza de voluntad”, escribió Dani Alves en redes sociales, cuando recordó sus inicios.

Hasta que su vida, gracias al fútbol, cambió a los 13 años, cuando decidió probar suerte en el Juazeiro, el equipo de su pueblo natal. Poco tiempo después de comenzar su camino en el club, en el que también jugaba su hermano, Alves llamó la atención del Bahía, que no dudó en contratarlo por aquel entonces en el que jugaba de extremo.

Los inicios en el fútbol fueron bastante complicados para Dani: se despidió de su familia con tan solo 14 años, cambió el pueblo por la ciudad de la noche a la mañana y fue forzado de dejar de ser extremo por lateral. Por lo que estuvo muy cerca de dejarlo todo, porque no se acostumbraba a su nueva rutina de vida, pero uno de sus hermanos lo convenció de que no lo hiciera.

Y el resto es historia. Dani Alves debutó en Primera División Brasileña con Bahía en 2001 y tres años más tarde, continúo su carrera en Europa, por equipos como Sevilla, Barcelona, Juventus y París Saint-Germain, donde, junto a sus logros con la selección de Brasil, alcanzó levantar 43 trofeos oficiales. Una verdadero locura.

Al día de hoy, aquel niño que dormía en una cama de cemento, recolectaba víveres de madrugada y cazaba palomas en época de sequía, es el jugador en actividad con más títulos del mundo. Ahora, su reto es buscar la gloria en Pumas y por qué no, en la Copa del Mundo de Qatar 2022, donde espera estar presente con Brasil.

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