La alegría que emite el fútbol brasileño en su estilo da para pensar. De lo mejor se pueda llegar a lo peor, y viceversa. Música y playa, pero también una pelota en el pie son infaltables para quien alguna vez jugó en una favela. Y el apego a ese estilo de vida, esa particularidad de la cultura brasileña, muchas veces puede jugar en contra de los jugadores que deciden ser profesionales.
No se puede dudar –¿o sí?– de que muchos cracks que jugar por el 'Scratch' muchas veces vieron al fútbol como diversión y no como una profesión. Pensar en Ronaldihno es hablar de magia, pero también de caída libre (después de ganar el Balón de Oro 2005 no fue el mismo). Lo mismo con Adriano, el ‘Emperador’ que pasó de la gloria en la Copa América 2004 y el Inter a la bancarrota en una favela.
Hoy, la polémica envuelve a Neymar, quien desde que se fue de Barcelona sonó más por lo extrafutbolístico que por lo que pasaba sobre la cancha. En el 'verde', lo que más ha llamado la atención son sus 'piscinazos' y exageraciones que los árbitros 'compran' a veces. Eso y alguno que otro lujo, muy esporádico.
A pocos días de la Copa América 2019, la estrella brasileña está en duda. La razón, otra vez, pasa por algo que poco tiene que ver con una pelota de fútbol. Su entorno –o el de la Confederación Brasileña de Fútbol, mejor dicho– se contradice cuando toca hablar del capitán. Basta escuchar o leer las declaraciones del presidente y vicepresidente de la entidad.
“Si tuviera 10 fichas, apostaría a que no estará en la Copa América y que pedirá licencia. No tiene las condiciones psicológicas. Y si juega, puede que Brasil no sea campeón. Hay muchas cosas más que pueden aparecer”, señaló Francisco Noveletto, mano derecha de Rogério Caboclo, quien no está de acuerdo.
“Estará al 100%. Sabemos qué clase de persona es y él sabe que tiene todo nuestro apoyo”, soltó. ¿A quién debemos creerle, entonces? Al final, será Neymar quien tome la decisión y, aunque la situación no sea fácil de afrontar, el futbolista del PSG debe engrandecer su nombre en una cancha y no fuera de ella.
Por eso, si ‘Ney’ desea volver a los debates futboleros no le queda otra que inflar el pecho y taparle la boca a todos a través de actuaciones memorables, como ya ha tenido. Ser líder futbolístico, no mediático, y ayudar a su selección a tomarse una revancha después de lo sucedido en el último torneo importante de la FIFA realizado en su país.
No es peor jugador
Quizás las lesiones y las fiestas –sobre todo la suya y la de su hermana, a las que no falta ni lesionado– han terminado de ser más noticia para el futbolista del PSG que su propio rendimiento. La irrupción de Kylian Mbappé y la regularidad de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi puede que lo hayan apartado del top 3 mundial; sin embargo, el futbolista bandera del pentacampeón mundial no ha dejado de irradiar magia en los terrenos de juego.
Que la liga francesa esté situada un escalón –o varios– en comparación a la Liga Santander o Premier League y las eliminaciones tempraneras de su equipo en las últimas Champions League, también le han jugado en contra a Neymar. Ya es difícil verlo en portadas levantando una ‘Orejona’ –como la del 2015 en Berlín– o liderando una remontada memorable, como ante su ahora equipo, PSG (2017), cuando jugaba en el Barcelona
Sin embargo, quitando la importancia del colectivo, Neymar es un jugador más maduro dentro de la cancha, con mayor libertad de posicionamiento (ya no solo se queda en la banda izquierda como le pedía Luis Enrique en Barcelona) y con el mismo deseo de superación que mostraba con la camiseta ‘azulgrana’. Sus 15 goles en 17 partidos en el torneo francés (promedio de 0.88, solo superado por 1.14 de Mbappé, lo demuestra). Y, aunque ya quedó en el pasado, recordar el partido más importante de la temporada para el brasileño no quedaría del todo mal.
No estuvo ante el Manchester United, es cierto, pero sí ante el Liverpool. El PSG se jugaba media clasificación en París y ahí fue ‘Ney’ quien mostró toda su personalidad para sacar el partido adelante. No solo anotó el segundo tanto del partido (37’), para el 2-0 definitivo de los parisinos, sino que volvió a tener esa seguridad que parecía haber perdido tras la lesión que casi lo deja fuera de la Copa del Mundo: encarar, recibir por dentro, gambetear y demostrar. Hasta con Mbappé en cancha, la única estrella en el Parque de los Príncipes parece ser él.
Luego, una nueva molestia lo alejó de la parte más importante de la temporada –cuando las papas queman– y no hubo vuelta atrás. Con seis goles en los ocho partidos que ha jugado este año, el ‘10’ brasileño tendrá que demostrar eso que hizo ante los ‘reds’. Que la lesión, y lo demás, no le afectará lo suficiente para dejar de tener esa confianza con la que convenció a muchos de ser el sucesor de Messi.
Y para eso, el vicepresidente de la CBF no puede tener razón: Neymar tiene que jugar la Copa América y marcar, sea con el título o no, un nuevo comienzo en su carrera. Con 27 años, todavía está a tiempo. Por lo pronto, jugará el amistoso de Brasil contra Qatar, este martes. "Es uno de los partidos más difíciles, sino el más difícil, de mi carrera", escribió el '10', después de agradecer el apoyo recibido en medio del último escándalo extrafutbolístico que lo envuelve: una acusación por violación.
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