Llegaron a Brasil como el tapadito. La lejanía de su fútbol no convencía a los sudamericanos, que pensaban que sería un rival fácil para cualquiera. Sin embargo, la selección qatarí sorprendió a más de uno en su debut en la Copa América frente a Paraguay. A pesar de no sumar de a tres, los asiáticos remontaron un 2-0 para sacar un punto en su debut histórico en un torneo muy competitivo como el de la CONMEBOL.
Parte de su éxito en el Maracaná llegó desde el pasado. Sí, lo que pasa es que Felix Sánchez, el entrenador español del equipo que será sede en el 2022, trabaja en el centro de alto rendimiento Aspire desde el 2006 y ha pasado por todas las categorías del fútbol de dicho país. Sus jugadores ya lo conocen de pies a cabeza y el sello de identidad se pudo demostrar en uno de los templos del fútbol mundial.
Aunque las fotografías en el fútbol son momentos aislados, estas nos pueden ayudar a comprender un poco qué fue lo que hizo Qatar para complicar a Paraguay y nunca perder la esperanza de igualar las acciones. Mientras que en la Copa de Asia se concentró en ser un equipo defensivo, en la primera impresión que dejó en nuestro continente fue todo lo contrario. Y aunque su entrenador haya salido de La Masia (cuna del juego del FC Barcelona), pocos rasgos caracterizan a su colectivo con el del conjunto azulgrana.
Ataque
Para entender mejor las imágenes, vale la pena contextualizar. La selección qatarí se paró en la cancha con un 4-3-3 (como Perú), con Madibo como volante más retrasado en el triángulo invertido del mediocampo y Abdullah junto a Koukhi como interiores, dos futbolistas que fueron el sello de identidad que planteó el técnico español.
La razón es sencilla. Los asiáticos no dejaron de atacar y para darle un dolor de cabeza a la ‘albirroja’, los interiores no dejaron de pisar el área para ser opciones de pase a través de los desmarques. De esa manera, el equipo de rojo no era previsible y encontraba muchos receptores dentro del área defendida por el ‘Gato’ Fernández.
Profundidad
Mientras por dentro los desmarques marcaban el compás de la verticalidad que buscaba el cuadro invitado, por fuera los laterales eran los indicados para ampliar la cancha y abrir la defensa paraguaya. Los extremos (Afif y Al Heidos) se tiraban por dentro y eran Pedro Correia y Abdelkarim los encargados de subir hasta la línea de fondo para ser otra opción de pase para los volantes.
De esa manera, Felix Sánchez llenaba el área con jugadores que pudiesen terminar la jugada y enviaba a los veloces a que sean los encargados de darles ese último pase –o centro– que fue un asedio constante que nunca pudo replantear Eduardo Berizzo.
Retroceso
La verticalidad mostrada por los qataríes la terminó pagando caro en el momento del retroceso. Paraguay también tenía hombres veloces, que hacían que el partido sea de ida y vuelta. Madibo no podía parar solo al ataque ‘albirrojo’ y los laterales muchas veces no llegaban a tiempo para cerrar las jugadas de peligro del rival
Ahí se pudo ver el punto débil del campeón de Asia. Quizás, ante un equipo con mayor peso ofensivo (como Argentina y Colombia), el golpe por golpe no sea una buena solución para afrontar el partido. Ya que Messi, Falcao, Agüero o James Rodríguez pueden hacer mucho daño con el espacio que dejaron en las transiciones defensivas.
Con altos y bajos, Qatar demostró que tiene clara la identidad con la que busca afrontar la competencia donde ha sido invitada. Más allá de que le alcance, o no, para seguir avanzando en la Copa, el proceso que puede culminar en el 2022 con el mundial que van a hacer está yendo por el buen camino y el dinero parece haber sido bien invertido para el bien del fútbol de dicho país.
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