Nunca ha sido sencillo para ningún piloto talentoso ingresar a la Fórmula 1 y de arranque cumplir con las expectativas del resto. Sin embargo, hay casos como el de Charles Leclerc donde, desde su primer campeonato como ‘rookie’, exhiben todo su talento desde el saque para marcar un precedente en la categoría reina. Si bien este 2021 no está siendo tan bueno como sus anteriores tres temporadas, el monegasco ha mantenido una tónica importante para confirmar que sigue siendo el ‘niño mimado’ de Ferrari.
Su mejor resultado en la presente campaña se dio en el Gran Premio de Gran Bretaña, cuando se subió al podio en la segunda posición por delante de Valtteri Bottas y detrás de Lewis Hamilton. Asimismo, terminó cuatro en Imola, España, Azerbaiyán y en la reciente carrera en Monza, resultados que le permitieron puntuar para sostener su sexto puesto en la clasificación con 104 unidades, 6.5 más que su compañero de equipo, el español Carlos Sainz.
Aún quedan ocho Grandes Premios por delante, por lo que Charles Leclerc mantiene la posibilidad de seguir escalando en la tabla para intentar igualar su mejor posición en la Fórmula 1, el cuarto puesto que consiguió en 2019. Por ahora, dicho lugar le pertenece a Lando Norris con 132 puntos. Sin duda alguna su irrupción en el ‘Gran Circo’ sigue siendo una buena noticia para Ferrari, no solo por la química que mantiene con Sainz, sino también porque a mediano plazo podría ser la carta de la escudería para pelear palmo a palmo con Mercedes por el título mundial, el cual no consiguen desde la consagración de Kimi Raikkonen en 2007.
Piloto desde la cuna
Charles Marc Hervé Perceval Leclerc (Montecarlo, Mónaco, 16 de octubre de 1997) llegó a este mundo con el ruido de los monoplazas como la melodía perfecta para su despertar. La Condamine, una de las tres ciudades que componen el Principado de Mónaco, lo vio dar sus primeros pasos mientras en la sala de su casa, Hervé Leclerc, su padre, narraba los mejores momentos de su etapa como piloto de la Fórmula 3 entre 1983 y 1988, años en los que corrió 22 competencias.
Por dicha razón el acercamiento del pequeño Leclerc a los karts no fue una casualidad. Philippe Bianchi, íntimo amigo de la familia y con una vasta experiencia en el deporte motor, lo recibió en Brignoles, localidad ubicada entre Marsella y Niza, para que comenzara su entrenamiento junto a su hijo Jules, ocho años mayor y quien terminaría convirtiéndose en una especie de madrino deportivo para él.
Después de obtener importantes triunfos desde 2005 hasta 2008, especialmente en el Campeonato PACA de Francia, Charles Leclerc y su padre empezaron a hacer cuentas y surgió un problema: si no conseguían un importante patrocinio para la temporada 2011, la 2010 sería la última en el karting.
Ante esta situación, Jules Bianchi le extendió una mano a los Leclerc y conversó con su manager y titular de la empresa All Road Management, Nicolas Todt, para que pudiera hacerse cargo de la carrera de Charles. “El chico es muy bueno y no puede quedarse en el aire, le cortaríamos una promisoria carrera”, le dijo Jules a Nicolas, quien también es hijo de Jean Todt, actual presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y exdirector deportivo de la etapa más exitosa de Ferrari, entre 2000 y 2004, años en los que Michael Schumacher ganó cinco títulos mundiales.
Con la inversión hecha y las expectativas a tope, los 250 mil euros sobre la mesa sirvieron para que Charles Leclerc continuase una temporada más en el Campeonato Internacional de Karting. Y vaya que respondió con creces: el monegasco se consagró campeón en 2011 en la categoría de la Comisión Internacional de Karting (CIK) de la FIA, título que –no está de más decirlo– ni el mismísimo Ayrton Senna consiguió en su momento.
Golpes de la vida fuera de la pista
Muchas veces los triunfos no son solo consecuencia del trabajo y del talento –los condimentos más importantes–, pues en algunos casos cuentan con una importante cuota de predestinación. Y Charles Leclerc sí que era un predestinado.
Entre los años 2012 y 2013 el chico vivió momentos de muchísimo aprendizaje, pues la presión del exterior le exigía mayor concentración sobre sus propias expectativas sin que estas lo desenfoquen de sus objetivos inmediatos. Así pues, después de conseguir algunos campeonatos y subcampeonatos teniendo a un joven Max Verstappen como principal rival, en 2014 se subió por primera vez a un monoplaza en la Fórmula Renault 2.0 Alps, torneo en el que salió subcampeón detrás del neerlandés Nick de Vryes.
Sin embargo, ese mismo año sufrió un duro golpe fuera de las pistas que hasta el día de hoy le es difícil asimilar. Jules Bianchi, su amigo de siempre y mentor de toda la vida, se accidentó en el Gran Premio de Japón lo cual lo mantuvo en coma por nueve meses hasta el día de su fallecimiento, el 17 de julio de 2015. “Crecí a su sombra. Él siempre fue para mí una referencia vital, el camino a seguir y una especie de hermano mayor”, le contó a la sección ‘ICON’ del diario ‘El País’.
Aquel suceso marcó le marcó muchísimo a Charles Leclerc, no obstante, su carrera automovilística debía continuar. En 2015 quedó cuarto en la Fórmula 3 y segundo en el Gran Premio de Macao. Sus grandes resultados y las recomendaciones de los Bianchi le ayudaron a pegar un importante salto: Ferrari lo incorporó a su Programa de Preparación para Jóvenes Pilotos. Un año después sumó el título del GP3 a su palmarés, además del campeonato de Fórmula 2 en 2017.
Precisamente a meses de obtener ese último torneo, Charles sufrió una nueva pérdida. Su padre, que con 54 años se encontraba enfermo, falleció de un momento a otro. Días antes de su muerte Hervé recibió una pequeña mentira de su hijo que, aunque piadosa, sería la premonición de su llegada al ‘Gran Circo’. “Papá, voy a correr en Fórmula 1 en 2018″, le dijo, cuando ni siquiera había recibido una propuesta formal para unirse a una escudería.
Meses después no solo se llevó la Fórmula 2, sino también se dio su estreno en la Fórmula 1 como parte del equipo de Alfa Romeo Sauber. “Nunca lo he superado, quizás nunca lo haré. Pero nunca tuve dudas sobre continuar. Todo lo que siempre he querido ha sido correr”, comentó sobre el deceso de su progenitor, a la vez que se emocionaba al pensar en lo orgulloso que estaría de él al verlo cumpliendo sus sueños.
Y es que Hervé siempre confió en él más allá de su ojo paternal. Además de ser su hijo, Charles era la oportunidad para sentir desde afuera lo que no pudo vivir desde adentro. “Cuando terminaba segundo, mi padre no era el más feliz, así que me centré en las victorias. Sólo me vale ganar, para asegurarme de que él aún sonríe. Mi padre y Jules siempre me enseñaron a mantener los pies en el suelo y a no parar de esforzarme. Creo que ellos estarían orgullosos viéndome ahora”, añadió el piloto monegasco.
La esperanza de Ferrari
En su temporada como ‘rookie’ en Alfa Romeo, Charles Leclerc fue muy regular, lo que le sirvió para pasar a Ferrari en 2019. Este cambio de escudería lo convirtió, con 21 años y 152 días, en el segundo piloto más joven en debutar con los italianos, solo por detrás del mexicano Ricardo Rodríguez (19 años y 208 días en 1961). Dicho año, además de sumar sus primeras victorias en Bélgica e Italia –ambas de manera consecutiva–, acumuló los puntos suficientes para terminar cuarto en la clasificación. Esta ubicación lo dejó por encima de su compañero de equipo, el cuatro veces campeón Sebastián Vettel (2010-2013).
Aunque en 2020 no volvió a ganar un Gran Premio, se subió al podio en dos oportunidades después de terminar segundo en Austria y tercero en Gran Bretaña. Los números de esa campaña le sirvieron para superar nuevamente a Vettel, quien no pudo hacer mucho para acercarse al octavo lugar del monegasco (13°).
Charles Leclerc es un piloto muy especial, de esos que son conscientes de sus posibilidades pero que no se limitan y sueñan en grande. “Mentiría si dijese que no he pensado alguna vez en ser campeón del mundo”, le dijo en julio de 2018 al diario ‘El País’. El próximo mes de octubre cumplirá 24 años y, aun cuando está algo lejos de ubicarse entre los tres primeros de la Fórmula 1 2021, su mentalidad le abre el camino para conseguir el título mundial en algunos años. “Esos son sueños de infancia que tienes que aprender a aparcar para dar lo mejor de ti mismo sin obsesionarte, sin volverte loco”, añadió. ¿Será él quien le dé a Ferrari el triunfo que tanto esperan desde 2007?
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