Si nadar sin aletas ni wetsuit alrededor de la isla de Manhattan (Nueva York), en un recorrido de casi 50 kilómetros, suena ya todo un desafío, hacerlo de noche por las aguas de California es agregarle más dificultad a un reto que de por sí pocos se atreven. Eso es lo que acaba de lograr Gustavo Lores, el ultra nadador peruano de 39 años que sigue su travesía por el mundo en busca de la Triple Corona de las Aguas Abiertas.
El 1 de septiembre, Lores completó una de las rutas más duras del mundo al cruzar el Canal de Catalina, que consiste en nadar desde la isla de Santa Catalina hasta la costa de Los Ángeles en un trayecto de 32.5 kilómetros de noche. El peruano entró al mar a las 11:10 pm y llegó hasta el otro punto luego de 8 horas 55 minutos.
Así dio un paso importante para lograr la Triple Corona, reconocimiento que la Asociación Mundial de Aguas Abierta otorga a los que completen tres de las pruebas más duras del mundo. En junio del año pasado, logró su ‘primera corona’ en Manhattan; en septiembre, completó Catalina y el próximo año buscará la tercera y última en el Canal de la Mancha (34 km). Justamente, Depor conversó con Gustavo Lores para conocer más detalles de su experiencia en California.
¿Cómo ha sido este segundo paso hacia la Triple Corona en el Canal de Catalina en Estados Unidos?
Sí, ha sido una experiencia increíble, ha sido un nado totalmente diferente a los demás, es un nado, que empieza a las 11:00 pm y terminó a las 8:30 am. Nadar sin luz, sin la luz del sol en el mar, en el Pacífico que no conoces, en una distancia de 2.5 kilómetros, en un mar que tiene bastante fauna marina que incluye tiburones blancos, la verdad es que es una gran emoción y un gran reto. Me preparé muchísimo en la Costa Verde, varias noches me metía a nadar a las 11:00 pm. El día de la prueba me sentía, cómodo, digamos, no estaba tan nervioso y arrancó la prueba. La primera tirada al mar fue algo complicado, porque todo estaba oscuro, no se veía nada, pero entramos a nadar bien. A los 35 minutos, las condiciones se pusieron bien críticas, las corrientes duras y las olas, pasé un momento complicado, por lo menos por una hora y media o dos. El tiempo que hice fue 8 horas con 55 minutos, Está dentro de los 35 mejores tiempos de esa ruta hasta la fecha. Yo esperaba hacer diez horas, pero estaba muy bien entrenado, he tenido un entrenamiento muy bueno este año, me ha salido bien. Allá no se ve nada básicamente, solo cuando tú pasas los brazos, los mueves, se hace luminiscencia. Vi algunos animales en el camino, como lobos y también agarré algunas malaguas; sin embargo, no se veía muy bien, los vi cuando ya salía el sol. A las 6:00 am salió el sol en California y fue algo increíble, había estado casi seis horas nadando sin luz, ya estaba desesperado porque salga. En esos trayectos te conectas con muchas personas, porque tienes casi ocho horas para pensar, pensé en la gente que me apoya, en los que ya no están conmigo, tuve la suerte de que mi esposa me acompañó todo el camino en el bote escolta, lo cual fue muy importante porque me dio tranquilidad y seguridad.
¿Le tocó nadar solo o tuvo otros ultranadores en el camino?
En realidad, la Triple Corona, más que una competencia, es cumplir el reto; sin embargo, hay días que te toca con otras personas. Ese día, nadó un nadador colombiano que salió como media hora antes. Eso fue un poquito complicado porque al final yo lo logré pasar, pero para que yo pueda pasarlo nos tuvimos que abrir un poco porque no seguro estar entre dos. La organización me pidió que nos abriéramos un poco para pasarlo, así que terminando nadando un poco más. A los dos nos fue muy bien, el colombiano se demoró poco más de diez horas. El reto más que el tiempo y la velocidad es cumplirlo.
Estuvo acompañado de un bote de primeros auxilios donde estuvo su esposa…
Sí, uno nada con un bote que te va acompañando, que está a unos 100 o 150 metros donde estas tú y al costado va un kayak, este te da la seguridad y la alimentación. En el bote fue mi esposa, la tripulación, los jueces, capitanes de barco y un médico.
¿Cómo estuvo la experiencia de nadar de noche?
Sinceramente fue muy complicado, yo entré a nadar solo con una luz en el gorro, mi kayak iba con unas luces también; el bote también, pero no iluminaba nada. Nadar de noche fue bien complicado, me preparé en la Costa Verde, pero claro en la Costa Verde igual hay luces de la ciudad, pero allá fue un cruce de la isla Catalina hasta la costa y ahí sí no hay ni una sola luz. La sensación es complicada y tienes que usar mucho la cabeza para tratar de estar relajado y enfocado, más que en el problema de que no ves es el tema de cómo está tu cuerpo, tu ritmo y te guías mucho del kayak, si va a la derecha uno tiene que seguirlo. Yo había nadado de noche en Lima como máximo dos horas, pero allá fueron casi seis, la cabeza se cansa de no ver nada y solo nadar. El cuerpo también a las 2:00 o 3:00 am siente un bajo, porque también quiere descansar, fue difícil. El tema de los tiburones, fuimos con un aparato que es como un sensor para espantarlos, pero ese tema traté de no pensar mucho en ello. Antes de viajar, investigué un poco y sabía que los tiburones blancos no atacan al humano en sí, son más carroñeros.
¿Fue difícil no pensar en ello?
Sí, una de las cosas más difíciles definitivamente es saber que estás en la mitad del océano y que igual, además de tiburones, está el pez luna que parece casi un tiburón, si lo ves en vivo te asusta porque es un pescado medio raro, pero ya había visto fotos de ese animal. También hubo delfines, focas y malaguas, que siempre aparecen. Igual en la noche la fauna fue difícil de ver, yo solo veía mis manos y al kayak.
¿Ningún incidente entonces en el mar de noche?
Felizmente, no. Normalmente, me suele picar bastantes malaguas, esta vez solo me picaron dos. El ritmo que yo tomé fue bastante interesante, incluso la organización estuvo muy contenta, porque cada paraba, que era cada cuatro kilómetros, iba más rápido, lo hice de manera progresiva, fui mejorando a la medida que avanzaba.
¿Son paradas obligatorias?
Si son alrededor de ocho paradas, para alimentarte, mientras flotas. Lo que uno no puede hacer es tocar el bote, entonces uno come y toma líquidos. Fui intercalando entre sándwichs de mantequilla de maní y miel, y unos geles especiales, eso los iba combinando; en la hidratación combinaba agua con sal.
¿La alimentación era en porciones cortas por el tema de los calambres?
Sí, uno tiene que comer la energía suficiente que no ocupe tanto espacio en el estómago, pero que te dé la energía suficiente como para aguantar ese lapso de tiempo de nadar en agua, que no estaba tampoco tan fría, pero caliente no estaba. Acá en Lima, la temperatura ahorita está entre 13 o 14°. Ese canal estuvo lo agarré con una temperatura bien agradable, como 20°, pero lo que sí pasaba, que no me ha pasado tanto en otros lados, es que había cambios de temperatura. Digamos que pasaba de 20° a 17° por un periodo de una hora, esos cambios generan desgaste y frío y el principal enemigo del nadador a la hora de la salida es la hipotermia, que se origina por estos cambios bruscos de temperatura o estar mucho tiempo en frio. Ese es uno de los riesgos que siempre hay que evitar y por eso es importante la alimentación.
Ahora le tocaría el reto del Canal de la Mancha, ¿ya tiene pensando una fecha?
Sí, ya tengo una fecha, nadaré entre el 4 y 9 de junio, dependiendo de las condiciones.
¿Qué diferencias encontró entre su primer reto en Manhattan y esta segunda en Catalina? ¿Cuál de las dos fue la más complicada?
No podría decir cuál es más complicada. Lo que sí te puedo decir es que esta ha sido la más emocionante. Nadar alrededor de Manhattan entre los acantilados y todo es emocionante, pero la experiencia de haber nadado en la oscuridad y ver salir el sol fue algo religioso. La diferencia es realmente que el canal de la isla de Manhattan es entre ríos, la corriente suele empujar a tu favor; pero Catalina es un cruce de un canal, los canales suelen tener vida propia y las condiciones cambian. Cuando pensaba que estaba tranquilo, empezaba el oleaje.
¿Después de su segunda prueba, ha vuelto al mar para entrenar?
No me he dado tregua. Como el objetivo es hacer la Triple Corona y la última prueba la tengo ya muy cerca, no tengo tiempo para descansar en realidad. Entreno todos los días a las 05:30 am, unos cinco o seis kilómetros y los sábados también suelo ir al mar. Si te pones a pensar ya estamos acabando octubre y lo mío es en junio.
¿Cómo se está preparando ya?
Acá hay bastantes carreras y siempre participo. Incluso ahora a fin de año voy a hacer una ruta larga también, que es hacer una vuelta a la isla San Lorenzo a modo de entrenamiento para el Canal de la Mancha.
El tema de las aguas abiertas ha crecido mucho últimamente en Perú, ¿verdad?
Sí, estamos en un boom de las aguas abiertas, el país tiene las condiciones para tener buenos deportista, tenemos una costa larguísima, tenemos lagos y ríos en todos lados. En pandemia, con la ley que dieron para ir al mar, el deporte creció, el triatlón también jaló mucho, porque la primera parte es nadar en el mar. Antes nadaba en el mar y me cruzaba con cinco o seis personas ahora vez en el mar 100 personas nadando, es increíble y me pone muy contento. Mi objetivo no solo es cumplir la Triple Corona, sino promover mi deporte. Me gustaría ir al río Huallaga o al Lago Titicaca, porque tenemos buenos nadadores.
¿El tema de la Triple Corona implica un gasto fuerte imagino?
Sí, totalmente, cada año se vuelve más retador el conseguir financiamiento, es un desgaste el tocar puertas, es parte ya de mi entrenamiento. Ahorita, el Canal de la Mancha me va a salir 30 mil dólares, de los cuales solo tengo 3 mil. Felizmente, después de la primera corona, he podido conseguir un poco de apoyo y esperemos que siga creciendo. Yo trabajo en una empresa en ventas y los ingresos me dan para mantener a mi familia, trabajo ocho horas diarias, entreno, y además tengo que buscar financiamiento, pero es parte de querer hacer estos retos. Este año el presupuesto casi se duplica porque los costos de vivir en Inglaterra son muchos más altos de vivir en Estados Unidos, aparte me tengo que quedar un poco más de tiempo por el tema de la adaptación y por algún contratiempo en las condiciones.
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