Este año, los Golden State Warriors dejaron el Oracle Arena de Oakland y se mudaron al Chase Center de la bahía de San Francisco. Allí solo han ganado dos partidos y perdido en nueve oportunidades. El equipo de Steve Kerr tiene encima una nube negra que no se quiere ir. Eso lo sabe perfectamente el ala-pívot Draymond Green, quien en el último partido de la franquicia californiana tuvo la desgracia de hacer historia, aunque de forma negativa.
Los Warriors se enfrentaron de locales ante Utah Jazz, pero los de California no pudieron ganar y cayeron por 108-122, sumando su cuarta derrota consecutiva en lo que va de la temporada. Sin embargo, quien la pasó peor fue Green, ya que se convirtió en el primer jugador de los Golden State en ser expulsado en el Chase Center, la nueva sede del equipo.
Green, pieza clave en los Warriors, estuvo ausente en cinco partido porque había sufrido una lesión en el dedo índice de su mano izquierda. Para el enfrentamiento contra los de Utah, tuvo el alta médica, así que salió a la cancha. Solo anotó cuatros puntos, pues a falta de ocho minutos para que termine el tercer cuarto, el ala-pívot fue expulsado por cometer una segunda falta técnica.
La franquicia californiana se encuentra última en la tabla de la Conferencia Oeste de la NBA. Sus principales estrellas, Stephen Curry y Klay Thompson están lesionadas. Por lo que Kerr debe encontrar una fórmula para sacar del hoyo a sus Warriors, que en el último lustro gobernaron el baloncesto estadounidense, ganando el anillo en 2015, 2017 y 2018. ¿Podrán pasar esta mala racha?
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