El nadador estadounidense Ryan Lochte y tres de sus compañeros inventaron un exagerado asalto a punta de pistola en Río 2016 para justificar los excesos de una noche de juerga que terminó con destrozos en una gasolinera próxima a la Villa Olímpica.
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La investigación de la policía brasileña demostró que el asalto nunca se produjo y los nadadores podrían llegar a ser acusados de comunicación falsa de delito y de destrozos, según explicó hoy Fernando Veloso, el jefe de la policía civil de Río de Janeiro, en una multitudinaria rueda de prensa, la más numerosa que han vivido los Juegos de Río.
Ryan Lochte, James Feigen, Gunnar Bentz y Jack Conger dijeron haber sido víctimas de un asalto a punta de pistola por hombres que vestían uniformes de policía tras salir de una fiesta en la madrugada del pasado domingo.
La investigación demuestra que los deportistas acudieron a una fiesta en el barrio de la Lagoa, donde habrían estado con tres mujeres jóvenes a quienes busca la policía, y antes de regresar a la Villa Olímpica, en Barra de Tijuca, tomaron un taxi y pararon en una gasolinera.
Los deportistas estaban bebidos y alterados, según los testigos, y realizaron destrozos en el baño y otras instalaciones de la gasolinera, lo que obligó a los empleados a intervenir y avisar a la policía militar y a los guardias de seguridad.
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