Se puede decir sin temor a equivocarse que Michael Phelps no necesita un salvavidas que lo cuide en la piscina olímpica pero el atleta olímpico más condecorado de la historia, con 18 oros entre sus 22 medallas, igualmente tendrá uno en los Juegos de Río 2016. Y también lo tendrán el resto de los nadadores en la cita olímpica, en una situación que ha causado bastante gracia antes de las competencias.
"Es una ley brasileña que cualquier piscina pública mayor de un cierto tamaño tiene que tener salvavidas", dijo Ricardo Prado, el gerente deportivo de eventos acuáticos, a Reuters. Todos están habilitados, visten uniformes rojo y amarillo y cuentan con silbatos y flotadores.
"Es realmente de lo más gracioso que he visto en Río 2016 hasta ahora", dijo el nadador neocelandés Matthew Stanley a periodistas después de un entrenamiento.
"¿Alguno de ustedes fue alguna vez a Bali? Ahí los salvavidas sentados en la torre tomando Bintangs (cerveza) todo el día. Me recordó eso. Si alguien tiene un ataque cardíaco, se hunde", agregó.
La piscina principal fue cerrada a los entrenamientos el viernes para que buzos chequearan las cámaras debajo del agua para las pruebas clasificatorias y medallas del sábado, pero los nadadores igual se divirtieron.
Para que conste, ningún nadador en la historia olímpica necesitó que lo rescataran, ni siquiera Eric "La Anguila" Moussambani, de Guinea Ecuatorial, quien conquistó, divirtió y preocupó a los espectadores en los Juegos de Sídney 2000.
Moussambani había comenzado a nadar unos meses antes de los Juegos en una piscina de 20 metros de un hotel y podía practicar solo una vez por semana porque le era imposible pagar la tarifa del lugar. Avanzó lentamente y con algunos problemas en los 100 metros libre, casi deteniéndose en el agua, pero llegó hasta el final. Sin ayuda.
(Reuters)
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