Hace mucho tiempo que aquí se aprende primero a caminar y luego a surcar el mar, dicen desaprensivos los peruanos. Sin embargo, solo será hasta este lunes cuando el surf debute en unos Juegos Panamericanos y lo hará en Lima, un paraíso de las olas.
Fueron los antiguos habitantes de Perú los primeros en dejarse deslizar sobre las crestas del mar, en angostas embarcaciones de tallo, conocidos como 'caballitos de totora'.
Y sin embargo el surf se popularizó en todo el mundo desde las playas de Hawái, pero será en Lima 2019 donde se estrene como deporte panamericano con 33 países en competencia, incluido el anfitrión.
Con olas todo el año en sus 2.000 kilómetros de costa, Perú confía en sumar más medallas en la playa de Punta Rocas, a 40 km al sur de Lima, que permanece custodiada por una fragata de guerra durante los juegos.
"Se puede decir que después de caminar, aprendí a surfear", dice a la AFP María Fernanda Reyes, de 21 años, quien competirá en 'Longboard', especialidad en que fue subcampeona mundial en China en 2018.
Nacida en el populoso distrito de Villa María del Triunfo, al sur de Lima, la pasión de 'Mafer' Reyes por el surf nació cuando tenía 5 años y acompañaba a su mamá a la playa Makaha a vender 'raspadillas', un popular helado hecho con raspado de hielo y melaza.
En esta playa del distrito turístico limeño de Miraflores ahora hay una decena de escuelas de surf, donde toman clases cientos de peruanos y extranjeros de todas las edades.
Los primeros surfistas empezaron a correr olas en los caballitos de totora en la playa de Huanchaco, en el norte de Perú. Ese fue "el principio del surf", dice a la AFP Elías Panta, instructor de la escuela Pukana Surf.
Estas naves frágiles pero seguras miden de tres a cuatros metros de largo por uno de ancho y está hecha de totora, una planta acuática.
La ancestral embarcación es utilizada todavía por los pescadores de Huanchaco, y fue declarada patrimonio cultural nacional en 2003.
En 2016, en el marco de los Juegos Olímpicos de Río, el Comité Olímpico Internacional introdujo al surf como nueva disciplina olímpica a partir de Tokio-2020.
En cinco kilómetros de costa de Lima hay 50 escuelas de surf. Un aficionado debe pagar 24 dólares por una hora de instrucción, con tabla y traje de neopreno incluidos.
Esto ha permitido a Perú dotarse de tablistas expertos, como Sofía Mulanovich, campeona mundial en 2004.
Tras aprender a correr olas en un caballito de totora en Huanchaco, Benoit Clemente, de 37 años, ha sido tres veces campeón mundial en Longboard.
Nacido en Cajamarca, de padre francés y madre alemana, 'Piccolo' Clemente conquistó en junio su última medalla de oro en Biarritz, Francia.
"Los Panamericanos para Perú van marcar un precedente histórico para todo el deporte peruano", dice a la AFP Clemente, quien lidera el equipo peruano en Longboard.
"Tenemos las expectativas muy altas buscando el podio. Esperemos que los resultados se den", agrega, aunque admite que las olas de la playa de Punta Rocas "serán complicadas".
Piccolo empezó a correr olas a los 7 años y a los 12 ganó su primer campeonato. "El deporte lo pase de hobby a mi forma de vida", expresa con satisfacción.
En la playa Makaha recibió esta semana su primera lección de surf la universitaria boliviana Aide Fernández, quien nunca antes había visto el mar.
"Es hermoso conocer el mar, he esperado con ansias", dice a la AFP la estudiante de derecho de 20 años.
"Es la primera vez que voy a hacerlo (el surf) y es bueno que este deporte participe en los Panamericanos", agrega mientras camina hacia el mar acompañada de su instructor, mientras a su alrededor otros surfistas enceran sus tablas o calientan el cuerpo antes de meterse a las aguas del Pacífico.
"Me gusta correr olas porque me conecto con el mar, pierdo el estrés laboral", dice el ingeniero Giancarlo de las Casas, de 30 años, quien surfea todos los días antes de irse a trabajar.
(Foto: AFP)