Se desplazaba a diario por los pasillos de la Villa Deportiva Nacional, con la misma tranquilidad que enfrenta a sus rivales en cada duelo. Siempre con una sonrisa que acompaña su deseo por ser una mejor deportista y una destacada alumna de Diseño de Modas. Así transcurrían los días de Pilar Jáuregui, la única sudamericana en parabádminton clasificada a Tokio 2020, antes de viajar a Japón.
A sus 33 años, ella es una consagrada paradeportista, tres veces campeona panamericana de Para bádminton, reconocida como una de las mejores de América por el Comité Paralímpico de las Américas. “No me la creo, cuando me dicen que soy una de las mejores. Siempre trato de trabajar en mí y me pone muy orgullosa saber que soy ejemplo para muchos”, asevera.
El objetivo
Aunque en los libros de historia se hablará de ella como una de las deportistas de Para bádminton más laureadas, Pilar Jáuregui quiere extender su legado profesional, ganando una medalla en los Juegos Paralímpicos, en una edición inédita, pues por primera vez en la historia, el Para bádminton fue incluido en el programa del certamen internacional más importante del mundo.
Eso la motiva a apuntar a lo más alto, con el objetivo de ratificar su buen momento deportivo, tras ganar la medalla de oro en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019.
Doble turno
Por ello, su entrenamiento ha sido duro, pilar ha trabajado fuertemente, a doble turno, en el Polideportivo 2 de la Videna, que mantiene en buen estado, el Proyecto Legado.
“Es la primera vez que el Para bádminton estará en unos Juegos Paralímpicos, así que estoy emocionada por participar y ser una de las mejores de América en mi categoría. Siento que estoy en el mejor momento de mi carrera, gracias a los entrenamientos a doble turno que realicé”, resalta, recordando todo este esfuerzo diario, bajo las órdenes de su entrenador Derly Delgado.
Desde este recinto, diseñado para facilitar el desplazamiento de personas con discapacidad, Pilar ha encontrado esa seguridad para no sufrir lesiones por caídas o vuelcos, permitiéndole independencia en su desplazamiento en silla de ruedas.
“Tener este tipo de instalaciones ayuda a subir el nivel y la accesibilidad, sobre todo, ayuda a que mi entrenamiento sea más especializado, cumpliendo los protocolos de seguridad. Tokio es el principio de muchas cosas buenas”, enfatiza.
Pilar Jáuregui nació con luxación de cadera congénita bilateral, pero recién a los 14 años los dolores se agudizaron. Sin embargo, su espíritu de lucha la ayudó a reafirmar su convicción de que el deporte cambia vidas.
Fue así como empezó a practicar tenis de campo y luego fue seleccionada de baloncesto en silla de ruedas, llegando a representar al país en los Juegos Parapanamericanos Toronto 2015. Pero se enamoró del bádminton, un año después, luego de ver un entrenamiento de Pedro Pablo de Vinatea.
La pandemia le enseñó, además, a distribuir su tiempo entre los intensos entrenamientos y las clases virtuales como diseñadora y hoy Pilar tiene también otro sueño, crear una marca propia, especializada en la fabricación de sillas de ruedas para deportistas con discapacidad.
“Estoy empezando un proyecto para confeccionar sillas de ruedas, para los deportistas que participan en la alta competencia. Después de Tokio 2020, retomaré todo con más fuerza. La idea es tener mi propia marca, que sea amigable y accesible, a fin de que más chicos puedan desplazarse”, concluye.
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