En cuatro puntos, Fabricio Sierra, DT de la reserva de Alianza Lima, analiza el empate 0-0 entre Costa Rica y Paraguay por la fecha 1 del grupo A de la Copa América Centenario.
1. Miedo a perder. Los dos equipos dedicaron más tiempo a controlar que a generar. Estaban tan advertidos uno del otro, que priorizaron el orden defensivo. Por ende, no arriesgaron más de la cuenta. El resultado: un partido soso, cortado. Ambos no encontraron juego no porque no haya habido espacio, sino porque la pelota nunca encontró al jugador. Este tiene que estar en constante movimiento, y eso no sucedió. Por lo tanto terminó siendo un compromiso aburrido.
2. Estéril por las bandas. Costa Rica trató de jugar en corto en muchos momentos del partido, con una última línea adelantada (que se oponía a replegarse dentro de su misma área), pero sin aprovechar a los carrileros en un sistema con tres centrales. Los carrileros nunca ayudaron al equipo a tener tres atacantes; sí a tener cinco defensores. La sincronización defensiva le funcionó; la ofensiva fue un avioncito de papel.
3. Juego lento. No hubo nada rescatable tácticamente en el partido. Al jugar tan lento, Costa Rica permitió a los paraguayos que se organicen mejor y que pueden tomar las referencias de pase con suma facilidad. En el segundo tiempo, el equipo costarricense adelantó las líneas casi de puntillas, pero siguió sin hilvanar juego. Sus ataques fueron por cortes o faltas de los paraguayos y nada más.
4. Sin volumen. Paraguay tiene el mismo estilo de siempre. Prioriza el orden defensivo antes que el ataque compulsivo. Con dos líneas de cuatro moviéndose en un bloque compacto, aprovechó la lentitud del rival para poner en agua tibiar sus avances. En ataque, fue un equipo sin volumen ofensivo, sin variantes, sin hacer algo distinto. Careció de un jugador que solucione con una jugada individual lo que el colectivo nunca pudo lograr: quebrar las líneas costarricenses.
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