"Este es un Brasil con b minúscula" le escuché decir a un periodista colombiano mientras el equipo de Dunga abandonaba la cancha del Rose Bowl entre los silbidos de la gente luego del empate a cero con Ecuador. Y tiene razón, pues a pesar de algunos momentos de coqueteo con el buen juego, especialmente cuando los que saben como Dani Alves y Willian se juntaron por el carril derecho, Brasil hace mucho tiempo que parece un equipo alterno. Un grupo de entusiastas con muchas ganas pero poco brillo y que han secuestrado las camisetas de Pelé, Zico, Romario, Ronaldo y Dinho.
Y esto es más ostensible aún cuando Neymar se ha quedado de civil en la tribuna, escogiendo los selfies que colgará en Instagram con Justin Beiber y Lewis Hamilton. Con Douglas Costa lesionado y frente a un equipo como Ecuador que presiona con orden y se agazapa sin regalar cancha ni pelota, entonces a Brasil solo lo salva un juez de línea que tuvo la audacia de cobrar a cincuenta metros de distancia un saque de meta inexistente y terminó con un vergonzoso blooper del portero Alisson y el balón dentro del arco. El despintado empate iba a ser victoria de Ecuador 1-0 y castigo a la tibieza ofensiva de Brasil.
Ayer, mientras caía la noche en Pasadena, Brasil se fue diluyendo lentamente. Salió con un 4-1-4-1 con Casemiro, con los laureles frescos de la Champions, como solitario cinco y aduana de transición rápida. Durante la primera media hora el equipo de Dunga complicó a Ecuador básicamente por la banda izquierda de los norteños, donde Dani Alves y Willian (el mejor del primer tiempo por varios cuerpos) tuvieron a mal traer a Walter Ayoví y Jefferson Montero. Coutinho, Renato Augusto y Jonás también contribuyeron a que en el cambio de ritmo y la sociedad, el pentacampeón luciera más sólido y en un aparente camino al triunfo. Pero siempre, con Elías como cómplice y en otra sintonía, decidía mal en el último toque o remate.
El peso ofensivo de Ecuador, con su 4-2-3-1 bien definido, depende mucho de lo que hagan por las alas, bien abiertos, Antonio Valencia y Jefferson Montero. Secuestrada la pelota por Brasil y contra la pared por la presión en cancha propia, el equipo de Gustavo Quinteros se limitó entonces a buscar el contragolpe y a dejar a Miller Bolaños y al otro Valencia, Enner, como constante preocupación para la línea de cuatro de Brasil. El aviso de que el temporal ya estaba pasando lo dio Montero cuando en un violento contraataque fue volteado por Elías cuando el ecuatoriano se iba mano a mano con Alisson.
En Ecuador han entendido que talento sin orden táctico difícilmente otorgan resultados. Y en el segundo tiempo, apagadas las luces de Dani Alves y Willian por derecha, el equipo norteño empezó a tener más protagonismo y adueñarse de los carriles y la pelota cuando finalmente los incansables Montero y Valencia empezaron a imponer condiciones. Dunga probó a Lucas Moura, y este respondió mandando la pelota a alguna calle aledaña de Pasadena en su primer intento. Gabriel "Gabigol" Barbosa, la nueva promesa del Santos, también uso los minutos que le dieron para ir y venir con el mismo desorden e intrascendencia en el que había caído irremediablemente el equipo en la segunda mitad. Para ese entonces Brasil ya estaba licuado. Luego vino el desacierto de la terna arbitral en la jugada de Miller Bolaños que debió haber sido autogol de Alisson.
La noche terminó en cero en el Rose Bowl, el mismo escenario donde Brasil le ganó la Copa del Mundo a Italia en definición por penales en 1994. Ese Brasil, como este, tenía muchos overoles (¿o qué otra cosa eran Dunga, Mazinho y Mauro Silva) pero adelante tenía a dos violinistas como Romario y Bebeto. Sin Ney, el Brasil de Dunga sigue siendo uno con b minúscula. Ecuador por otro lado, ha demostrado que es una realidad futbolística más allá de la altura del Atahualpa y que los pases de abordaje a Rusia 2018 están listos para imprimir.
Finalmente, Gareca y Perú no deben dormir pensando en qué hacer para neutralizar las bandas, tanto de Ecuador como de Brasil. No se está subestimando a nadie si se dice que Montero, Ayoví, Valencia y Paredes por un lado y Alves, Willian, Filipe Luis y Coutinho por Brasil presentan en este momento una amenaza latente y real para Revoredo, Hohberg, Trauco y Flores, quienes a pesar de haber cumplido buenas actuaciones, tienen mucho menor kilometraje (especialmente los últimos tres) en el rigor de una competencia oficial como la Copa América.
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(EZ)