Dani Olmo lleva tres goles en tres partidos en LaLiga. (Foto: AFP)
Dani Olmo lleva tres goles en tres partidos en LaLiga. (Foto: AFP)

Festival del , que arrolló al un equipo Champions con una goleada (1-4) que pudo ser mucho más abultada, con otro recital de y . El conjunto azulgrana sigue una jornada más como líder indiscutible de la liga con cinco victorias en los primeros cinco partidos. Un balón de oxígeno para despejar un cielo que, en Barcelona, últimamente, estaba lleno de nubes y tormentas. El técnico alemán ha conseguido una cosa que casi parecía imposible, la de encajar a contrarreloj todas las piezas del puzle y resolver de manera impecable un inicio con muchos contratiempos.

Porque el contexto para este arranque de proyecto no era el más favorable, como ya viene siendo costumbre. Y por si no tuviera suficiente con la falta de fichajes, Hansi Flick también ha visto como se le acumulaban futbolistas en la enfermería. Y no futbolistas cualesquiera. Estamos hablando de grandes nombres como Frenkie De Jong, Araujo, Gavi, Christensen o Ansu Fati. Una lista a la que, desde el pasado martes, también se ha unido Marc Bernal, que se lesionó de gravedad ante el Rayo y que va a estar prácticamente un año alejado de los terrenos de juego. Una lesión que golpea de nuevo a los culés, que habían encontrado en esta perla de La Masia la solución a uno de los problemas futbolísticos más grandes que ha tenido el equipo últimamente: sustituir el enorme vacío que dejó Sergio Busquets.

En un mes, Bernal se había metido en el bolsillo a Flick y también a la afición. A sus 17 años, equilibraba al equipo gracias a su buena lectura del juego, a su pausa, a su seguridad con el balón y a su responsabilidad en tareas defensivas. Pero precisamente intentando cortar una transición, su rodilla dijo basta y el Barça tiene que volver a hacer inventos para solventar este problema endémico.

Para mí, y más en este contexto económico que limita tanto a los culés, Bernal ha marcado el camino. Él tiene que ser la prueba que confirme la regla que dice que las pruebas, las soluciones, los inventos deben buscarse en casa. Porque nadie mejor que un chico que ha crecido vestido de blaugrana conocerá tanto el sistema de juego del equipo. La Masia se encapricha en recordarnos día tras día que es una de las mejores factorías de futbolistas del mundo y el cuadro catalán tiene que aprovechar esta cantera para reflotar el equipo.

Uno que se formó aquí, pero que tuvo que salir para volver al más alto nivel, es Dani Olmo, el único fichaje de la temporada y uno de los responsables de haber cambiado la cara al conjunto azulgrana. Junto a Lamine Yamal, están siendo el interruptor que todo lo activa. Todas sus intervenciones son para mejorar la siguiente acción, dando ventaja a un compañero o simplemente sacando el mejor rendimiento del balón que tiene en los pies. Sus controles siempre son excelentes, se orientan con sentido, se perfilan bien, tienen buen disparo y su velocidad de ejecución es rapidísima, igual que su velocidad mental para leer en cada jugada cual es la mejor opción de pase. A todo esto, hay que añadirle su paso por la Bundesliga, donde se impregnó de esta energía que está exhibiendo y que tanto pide Flick a sus pupilos. Su aparición está dando luz al FC Barcelona y, con ella, está contagiando al equipo de un estado de confianza colectivo que lo ha convertido no solo en líder indiscutible de LaLiga, sino en el único equipo que ha conseguido sumar sus cinco partidos de tres en tres.

Mientras tanto, el Madrid, que parecía que con la llegada de Mbappé se iba a pasear esta temporada, ya está a 4 puntos, que podrían ser más si la justicia en el fútbol existiese. El equipo blanco no funciona, le falta actitud, solidaridad, cohesión, ideas… También le falta fútbol, pero eso tampoco es una novedad, porque si hay un equipo que ha demostrado que no le hace falta jugar bien para ganar es precisamente el Real Madrid. Equipos de la parte baja como Mallorca, Valladolid o Las Palmas han devuelto a la tierra a los merengues. Ancelotti suma enfado tras enfado, pero la pelota está en su tejado y ahora le toca mover ficha. Muchos lo etiquetan como un gestor de grupo. Ahora tiene la oportunidad de demostrar que es un entrenador con todas las letras. El italiano asegura que ya ha detectado el problema y que lo solucionará en breve, pero de momento, su equipo no carbura, se va dejando puntos por el camino y el Barça, con el impulso del efecto Flick, lo está aprovechando. Los culés van como un tiro y ya se han escapado en la punta de la tabla. LaLiga es larga, queda muchísimo, pero empezar bien siempre suma.


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