Tenemos que recordar que no existe eternidad, dice la conocida canción de Héctor Lavoe que retumba en la cabeza de los fanáticos de la salsa. Esta frase también tiene que empezar a sonar en la mente de Gareth Bale, quien parece ya tener una estadía insostenible en el Real Madrid.
Si no me quiere dímelo ahora. Al inicio de temporada, Zinedine Zidane era claro al explicar que el galés “no estaba en sus planes”. Las ofertas que llegaron desde Inglaterra y el fútbol Chino parecían ser las indicadas para que el jugador continúe su futuro lejos del Santiago Bernabéu, pero, finalmente, ninguna conversación llegó a buen puerto y tuvo que quedarse.
"Parecía que se iba y está aquí con nosotros. Bale tiene ficha y es un jugador importante", se rectificaba 'Zizou', pero a pesar que parecía respaldarlo, esto no hizo olvidar que el jugador sumaba actitud tras actitud que daban a entender que no quería continuar.
Desde la temporada pasada, ya se notaba el descontento de Gareth. Cuando lo llamaban para ingresar al campo ponía mala cara. Incluso , era inevitable escuchar uno que otro pitido desde la tribuna cuando tocaba el balón.
Bale nunca terminó de ser el líder que se esperaba tras la partida de Cristiano Ronaldo. No se siente cómodo. Prefiere estar con se selección y lo ha demostrado en la última convocatoria. Los directivos empiezan a perder la paciencia con él.
En la última convocatoria por las Eliminatorias a la Euro 2020, Gareth se lesionó ante Croacia y desde entonces no ha sumado minuto alguno. Trabajó en su recuperación en Valdebebas en solitario y nunca estuvo junto al grupo, pero con su equipo nacional, todo cambió.
Apenas el atacante se unió al combinado dirigido por Ryan Giggs, empezó a entrenar con normalidad. Esto hizo perder la paciencia de la directiva del Real Madrid, creen que el jugador mintió sobre su estado de salud y no practicó con todas sus fuerzas para poder cuidarse. Lo toman como una falta de respeto.
Podría caer una sanción sobre Bale. Los blancos podrían acogerse a que el comportamiento del jugador puede ser considerado con una disminución voluntaria de su rendimiento al no haber puesto todo de su parte para jugar con su club.
Esta decisión es tomada como una falta grave. Se puede imponer una suspensión de empleo y sueldo al jugador de dos a diez días donde se gradúa en función de las circunstancias. Será la gota que rebalsará el vaso. Bale perderá la confianza total de los altos mandos, por lo que su partida no se hará esperar más. En enero tendrá que hacer sus maletas y partir. Todo tiene su final, Gareth.
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