Llegó procedente del Santos de Brasil por recomendación de Roberto Carlos, por entonces una de las figuras del Real Madrid y todo un referente que había conquistado dos años antes el Mundial en Corea-Japón con la 'Canarinha'. Vanderlei Luxemburgo llegó en diciembre del 2004, cuando los merengues estaban a 13 puntos del líder Barcelona, logró recortar la desventaja hasta cuatro unidades, pero no logró ganar ningún título. Se esperaba que su segundo curso sea mucho mejor, pero se metió con lo que nadie debe meterse: las costumbres.
Y en esas épocas, las costumbres de la plantilla del Real Madrid eran muy importantes anímicamente y por el bienestar de la camaradería, así lo explica Roberto Carlos en una entrevista a un canal portugués de por qué Luxemburgo vio 'truncada' su estadía en Valdebebas.
Con el vino no
"Teníamos la costumbre de llegar a la concentración, dejar las maletas en la habitación y antes de la cena tomar nuestra cerveza y nuestro vino. Encima de la mesa siempre había dos botellas de vino. Ronaldo y yo le dijimos: 'Profesor, la gente aquí tiene sus costumbres, lo vas a ver, pero intenta no cambiarlas. No quites las botellas de vino de la mesa y la cerveza antes de la cena porque si no vamos a tener problemas. ¿Qué hizo? Quitó primero las cervezas y luego las botellas de vino. Duró tres meses. El mundo del fútbol es pequeño, las noticias van llegando a la directiva y 'ciao'", dijo el exlateral brasileño.
Por eso Camacho tampoco duró
"En la época de los galácticos éramos siete... era un peligro en el vestuario. Siempre lo controlamos bien, teníamos buena relación, menos con Camacho que aguantó diez días. Llegó al vestuario, saludó a todo el mundo, muy serio y con historia en el Real Madrid. Yo solo observaba a ver qué iba a decir. Dijo: 'quiero a todo el mundo mañana a las 7.00 de la mañana'. Normalmente entrenábamos a las 10:30. Hablamos con él para intentar cambiar el horario, nosotros teníamos nuestras costumbres", comentó.
Todo distinto con Del Bosque
Sin embargo, antes, cuando Vicente Del Bosque fue entrenador del Real Madrid, todo era distinto. El DT español, que era de la casa, supo comprender lo que un jugador del club quiere y necesita para rendir. No por algo ganó dos Champions League y dos Ligas, entre otros tantos títulos.
"Era más un amigo. No necesitas reglas. El jugador sabe lo que tiene que hacer. Nos entendía perfectamente. Los entrenamientos de lunes y a veces los martes eran a las 17:00. No los ponía a las 11:00 porque casi nadie llegaba", apuntó.
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