El Santiago Bernabéu es su nueva casa y ya se estrenó. No es normal convertirse en el primer jugador del siglo XXI en anotar con la camiseta del Real Madrid, pero por algo Florentino Pérez pagó 40 millones de euros por su pase al Santos de Brasil. No se sabe si será el nuevo Neymar o una versión moderna de Robinho, lo único que se puede confirmar es que Rodrygo Goes ha llegado al ‘Viejo Continente’ para que hablen de él.
Como todo brasileño, la nueva joya de los merengues creció en una familia futbolera. Su padre, jugador de clase media (jugó, entre otros equipos, en el Ceará), le impregnó la pasión por el deporte rey, pero también el amor por el equipo español que hoy defiende. Pero la relación se daba por un jugador en particular cuyo nombre mencioné en el párrafo anterior: Robinho.
Por eso, Rodrygo creció viendo videos de su ídolo e intentando copiar todos sus movimientos. La destreza con el balón en los pies y la capacidad para ‘dribblear’ era algo que tenía que entrenar día a día hasta que sus esfuerzos dieron resultados. Con 9 años, el Santos se dio cuenta que había en él un diamante por pulir y que lo podían hacer en un club donde se habían formado tantas estrellas (desde Pelé hasta Neymar).
Pero su camino no estuvo siempre relacionado con el césped de una cancha de fútbol 11, sino todo lo contrario. Cuando ingresó a la academia del club, sus padres lo tenían claro: él debía iniciar su relación con la pelota en las canchas de futsal ¿La razón? Acostumbrarlo a jugar con la pelota pegada al pie, como lo hacen las grandes figuras del deporte rey.
Fue con 11 años que el mundo empezó a darse cuenta de la capacidad del delantero. En un torneo disputado en Nueva York, el brasileño fue la gran estrella y la marca deportiva Nike no dudó en darle una llamada. Querían crear una relación estrecha con él y por eso lo convirtieron en el atleta más joven en ser auspiciado por ellos.
Tienes que ser del primer equipo
Después de haberla ‘roto’ en el equipo sub 17, donde incluso marcó seis goles en un mismo partido, no había otro motivo para no llamarlo a ser parte del primer equipo. Por eso, el 04 de noviembre del 2017 (ante el Atlético Mineiro) con todavía 16 años, Rodrygo hizo su debut con el equipo principal del Santos.
Pocos meses después, el delantero se metió en la historia de la Copa Libertadores. El 01 de marzo del 2018, el entrenador Dorival Junior lo hizo debutar en la competición de clubes más importante de América nada más y nada menos que ante Real Garcilaso de Perú. Aquel día, los brasileños cayeron por 2-0, pero lo mejor estaba por llegar.
Para marzo, ante Nacional de Uruguay, el brasileño se encontró con el gol y firmó su nombre en la lista de brasileños más jóvenes (fue el más chico) en anotar en la Libertadores, como para empezar a dejar huella no solo en Brasil, sino en todo el continente. Sus números eran impresionantes y ya todos los grandes equipos lo querían en sus filas.
Recién tiene 18 años, pero ya parece tener toda la experiencia de un jugador consagrado. En Madrid tiene mucho camino por recorrer, pero con las camisetas blancas ya sabe lo que es rendir bien (en el Brasileirao 2018 fue el segundo máximo anotador de su equipo con 9 tantos por debajo de los 18 de ‘Gabigol’). Con talento, trabajo y valores –en su casa tenía escrito en la puerta: “prohibido creerse mejor que los compañeros”–, la nueva joya del madridismo tiene todo para hacer feliz a sus nuevos hinchas.
Hace unas cuantas horas empezó a hacerlo. No solo es que haya debutado con gol ni que sea el primero nacido después del 2000, sino que la ilusión que puede generar con Vinicius Jr. parece sobrepasar fronteras después de que se conviertan en los primeros que anotan en un mismo partido siendo menores de 20 años desde 1996. Como para que se te ponga la piel de gallina.
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