El 26 de marzo del 2014 una historia de éxito llegaba a su final. Víctor Valdés, arquero sin muchas luces pero con un gran talento sufrió una durísima lesión que no le permitió ser el mismo. El partido contra el Celta marcó el adiós del portero a disputar el Mundial de Brasil y, sobre todo, la despedida con el Barcelona, club que ya no podía contar más con él.
Víctor Valdés fue a parar al Manchester United, donde sus posibilidades de jugar fueron nulas. Los equipos por los que pasó luego (Standard de Liega y Middlesbrough jamás pudieron ver al guardameta que fue en el Barcelona.
Ese 26 de marzo, Barcelona jugaba con un disminuido Celta de Vigo, a quien goleba 3-0. A pesar de eso, Valdés no dejó de luchar cada pelota con toda la exigencia requerida. Fue así como, en una jugada aislada, una mala pisada terminó con una cerra de éxito.
A pesar de que esa lesión influyó mucho en su decadencia en el fútbol, el portero español dijo que dicha situación lo hizo aprender grandes lecciones de vida.
"La lesión a la rodilla me hizo sentir lo que es la vida sin ser futbolista. En Alemania, donde me recuperé, pasaba desapercibido. Volví a valorar lo que te costaba un billete del tranvía, pagarte un café u otras situaciones", indicó en febrero del 2016 el ahora ex guardameta.
"El fútbol te aparta. Si te lesionas, no sirves y viene otro. Pero tú vales, si quieres. Tu fuerza de voluntad es la que te tiene que hacer llegar, es una gran enseñanza", afirmó.