Era 2016, terminaba otra edición de la Champions – emocionante, como siempre – y el Real Madrid volvía a gritar campeón. Los de Zidane celebraban su segunda ‘Orejona’ en tres temporadas, y el ‘Atleti’, de Diego Simeone, caía nuevamente en una final ante su rival de toda la vida.
En conferencia de prensa, el ‘Cholo’, fiel a su estilo, no se guardó nada. “Para el Atlético llegar dos veces a la final en tres años es maravilloso pero verdaderamente no estoy contento. Del segundo no se acuerda nadie, perder dos finales de Champions es un fracaso”, afirmó en conferencia de prensa post-partido.
¿Del segundo no se acuerda nadie? ¿Seguro? Hoy, con 97 puntos y una derrota en 38 partidos jugados, el Liverpool terminó la Premier League en el segundo puesto, siendo el mejor subcampeón en la historia de las cinco grandes ligas de Europa.
Yo no soy jugador profesional – sí lo quise ser, como la mayoría de jóvenes -, ni tengo la Licencia UEFA Pro para dirigir a un equipo en el máximo nivel, pero tengo algo bien claro: los “ganadores” son una excepción.
En todos los deportes se juega para ganar (es lógico), pero las victorias no son lo único que se termina quedando en la mente de un espectador. Por ejemplo, el juego en sí – razón por la que más de la mitad del mundo se enamoró de este deporte – a veces es aún más atractivo, y el Liverpool de Jurgen Klopp lo ratificó una vez más esta temporada.
¿Cómo olvidarse de Roberto Firmino, Mohamed Salah y Sadio Mané, el incansable tridente ofensivo de los ‘Reds’? ‘Bobby’, un ‘9’ que más parece ‘10’, podía pasar desapercibido durante tramos, pero cada intervención suya era una punzada al corazón de la defensa rival. ‘Mo’, un extremo desequilibrante y goleador, que desmintió a los incrédulos que lo creían “un milagro de una temporada”. Y ‘Said’, que dejó su lado más dinámico por las bandas para convertirse en un “killer” del área.
El poderío en ataque del Liverpool ha sido tanto, que Salah y Mané acabaron empatados en la cima de la tabla de goleadores junto a Pierre Emerick Aubameyang, otro africano, todos con 22 anotaciones. Sí, el egipcio convirtió menos goles que la temporada pasada, pero su trabajó estuvo orientado más al beneficio del equipo, asistiendo en ocho oportunidades y jugando los 38 partidos de la liga inglesa. Firmino, también más devoto al juego, encontró el fondo de la red en 12 ocasiones y dio seis pases gol.
“Un equipo se arma de atrás para adelante”, dicen. Es imposible hablar de su delantera de Liverpool sin hacerle mención a Alisson Becker, y su impenetrable defensa. El brasileño – como todo arquero moderno – sabe lo que es jugar con los pies y responde igual de bien con las manos, muestra de ello las 21 veces que dejó su arco en cero. Crear superioridad desde la defensa es mucho más fácil con él y una defensa dúctil con el balón, como lo han sido Virgil Van Dijk y Joel Matip, la dupla titular en la última recta del campeonato.
El holandés, de hecho, no solo es confiable con la pelota en los pies: su marca fue impecable desde el comienzo hasta el final de la temporada. Tanto así que, tras esta fecha final contra Wolverhampton, fue nombrado como el MVP (Mejor Jugador) de la Premier League 2018/2019, cosa que ningún defensa central conseguía desde Vincent Kompany, en 2011/2012. Van Dijk verdaderamente fue una muralla.
Andy Robertson y Trent Alexander Arnold, también serán recordados por su dinámica para siempre ir al frente, para ser siempre protagonistas del juego. Los dos laterales, ideales para el ‘Rock & Roll’ de Klopp, le dan vitalidad a cada ataque y seguridad a cada retroceso. Los números no mienten: entre el escocés y el inglés acumulan 23 asistencias ligueras. Incluso, Arnold, que cumple 21 años en octubre, ha establecido un nuevo récord de asistencias (12) para un defensa. Imagínate, solo un pase gol menos que Lionel Messi en La Liga.
El mayor responsable, Jurgen Klopp. El técnico alemán ha construido una máquina de competir – tanto a nivel local como internacional – y la alimenta temporada tras temporada. No consiguió la Premier, objetivo que se le ha hecho esquivo a los ‘Reds’ desde 1989/1990, pero ha llegado hasta la final de la Champions por segundo año consecutivo y va dejando la valla cada vez más alta para quien, en algún momento, lo reemplace. Sea quien sea, nadie le quitará lo jugado a este Liverpool.
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