Hijo de la extinta Copa Intercontinental, el Mundial de Clubes llega hoy a su fin en Abu Dhabi.
A primera hora, River Plate juega por el tercer puesto con el Kashima Antlers de Japón. El equipo de Marcelo Gallardo, una de las grandes decepciones del torneo, llegó cansado luego de ganar en Madrid la tantas veces postergada definición de la Copa Libertadores.
Después de semejante logro y tamaña celebración, le costó reengancharse a la competencia y le faltó nervio en su debut ante el local Al-Ain, que jugó el partido de su vida ante el 'Millo', le ganó bien y se coló en la final mundialista que también veremos hoy.
El equipo emiratí chocará en la final ante el Real Madrid, el gran favorito, que también ha dado la impresión de llegar relajado a este torneo, que no parece quitar el sueño a los merengues. La escuadra de Santiago Solari, sin duda, está bastante más enfocada en lo que pueda en La Liga y la UEFA Champions League.
Sí, pues, ni el Real Madrid ni el River Plate - que abordó el primer partido como un mero trámite - parecen haber tomado con demasiado interés este Mundial, que ha perdido fuelle en los últimos años, alimentando la nostalgia por la antigua final entre los campeones de América y Europa, que se jugaba en Tokio y era seguida en todo el planeta.
Este campeonato, en cambio, se juega con fondo de villancicos y con el público pensando más en las fiestas de fin de año. Ojalá la FIFA se ponga las pilas y le dé la vuelta a esta justa, porque sino no le auguramos mucho tiempo de vida. Porque un Mundial de Clubes debería ser un acontecimiento que genere expectativa global, ¿no?
Escribe: Guillermo Denegri