Juan Cominges, jugador de Cienciano, hizo su evaluación del empate de Perú y Ecuador por 2-2, en segunda jornada del grupo B de la Copa América Centenario. "Una persona debe conocer su pasado para defender su identidad"
Perú jugó largo sobre el cuerpo de Paolo Guerrero que, de esto sabe y mucho, es capaz de juntar a los centrales controlando pelotas imposibles. No solo de espaldas al arco, si no también saliendo a los costados para permitir una secuencia de pases y algo de pausa, ganando faltas que permitan que el equipo respire. Un Christian Cueva repleto de talento en los últimos metros, creativo, alegre intentando hacer jugar al resto.
Perú ganaba 2 a 0 con Guerrero en un altísimo nivel, Cueva lleno de confianza y (el resto de compañeros todos muy atentos)
Ecuador no necesita distraer, tampoco lo intenta. Va y pelea por las bandas, tiene jugadores especialistas.
Tanto Hohberg y Flores hicieron un sacrificio enorme en los recorridos para poder llegar a situaciones defensivas, ayudando a sus laterales a no quedar mano a mano contra los siempre veloces ecuatorianos.
Ecuador, sorprendido y apurado, se empeñó en el juego por los costados, esto fue favorable para Vilchez y Tapia; que tuvieron libertad para presionar lejos, apoyar a los costados e incluso meterse entre los centrales.
Fuimos un muy buen bloque defensivo en campo propio, pero no así en campo contrario. Esto nos termina perjudicando. No intentamos posicionarnos totalmente en campo de Ecuador, mientras más rápido íbamos a campo contrario mucho más rápido volvía la pelota al nuestro.
El desgaste de nuestros volantes empieza a jugarnos en contra, la defensa no tiene tiempo para achicar. Si los medios no hacen la pausa, los de los costados siguen corriendo. Ahí empieza crecer Ecuador, se encuentra con situaciones ventajosas para ellos, el 1 contra 1 les favorece, nosotros empezamos a alejar la pelota lo más rápido posible de nuestra área.
Ya Paolo no aguantaba lo de los primeros minutos y nuestros volantes quedaban siempre a mitad de todo. No era el partido que nos convenía.
Adelantar la línea defensiva a mitad de cancha no es tarea fácil, requiere mucho más que entusiasmo. Le resultaba casi imposible a Perú adelantar sus líneas, después de todo lo que habían corrido los medios. No tenía la pelota, tampoco la fuerza de los primeros minutos para presionar, con este panorama resultaba imposible adelantar las líneas. Y empezó a jugar como, creo, nunca nos ha convenido, sin la pelota.
Es rescatable lo competitivo que fuimos. Incluso, en una situación que no es favorable para nosotros, debido a nuestras características y condiciones naturales. En general, hacer jugar bien a un equipo requiere tiempo y es lo que menos tiene un técnico en la selección. El poco tiempo que la tuvimos y nos la pasábamos entre nosotros, nos ordenamos, descansamos, distrajimos y llevamos peligro
Finalmente era nuestro juego y nos permitía animarnos a más. Sin ella nos costó mucho, tanto que nos metieron dos goles, corrimos mucho y mal, llevamos el juego al esfuerzo y no al talento.
No hay que renunciar al esfuerzo, este está por descontado en fútbol de alto nivel, pero tampoco debemos rehuirle al talento.