La pandemia que paraliza al mundo tiene a Daniel Ahmed, director del área de Planeación y Desarrollo Deportivo de Alianza Lima, lejos de las canchas, pero no del fútbol. Encerrado bajo cuatro paredes -como todos durante estas últimas semanas- sigue trabajando. El proyecto no admite descansos: es ambicioso y promete poner al cuadro victoriano a a la par de los clubes más modernos de Europa. Para ello, el ‘Turco’ es consciente que el trabajo debe empezar desde abajo, en las divisiones menores, lugar que, alguna lejana vez, dio tanto fruto.
Ya llevas cerca de un mes formando parte de Alianza. En lo institucional y deportivo, ¿con qué club te encontraste?
Alianza es más que el proyecto en sí. Aquí encontré a un club a cargo de gente de trayectoria, empresarios serios y muy hinchas. Ese amor que tienen hacia el club hace soñar con un proyecto de transformación ambicioso. Ellos ya piensan en lo que será el futuro.
¿Cómo aparece la oportunidad de llegar a Alianza e implementar un Área de Planeación y Desarrollo Deportivo?
Está demás decir que Alianza es una marca muy fuerte. Traducido a Argentina es como Boca o River. Tiene un potencial enorme como institución. El objetivo de este proyecto nace porque la gente que tomó la conducción del club quiere modernizarlo, transformarlo en una institución con soporte en todas sus áreas, con cimientos sólidos. Esa es la única forma de buscar ser -y alcanzar- el éxito en Perú y Sudamérica.
Los departamentos de Inteligencia Deportiva son algo habitual en el fútbol europeo, pero en Perú viene a ser algo nuevo. ¿En qué consiste esta área exactamente?
En lo que compete a mi área, liderada por Víctor Hugo Marulanda, está el desafío de entregarle respuestas a las necesidades le den respuestas a las necesidades deportivas que tiene el club. Ahí nacen los cuatro pilares deportivos: el área técnico-táctica, de scouting, desarrollo humano y ciencias aplicadas al deporte. Te pongo un ejemplo: en época de fichajes, el área de scouting estará encargada de dar análisis exactos de rendimiento de jugadores del primer equipo para definir sus renovaciones, o no, y también de los jóvenes de la institución. También habrá un seguimiento a jugadores a contratar del medio local e internacional, un análisis de lunes a lunes, de enero a diciembre. Es imposible que las instituciones que se han adaptado a la modernidad no cuenten con un modelo así. Sevilla, en su momento, fue pionero en ese aspecto.
Entonces los fichajes, de ahora en adelante, ya no se deberán solo al ‘buen ojo’…
Exacto. Cuando se haga una contratación, la institución tendrá un análisis muy objetivo de cada jugador. Nada subjetivo. Necesitamos generar los propios medios para que club encuentre a los talentos que le darán el futuro deportivo, económico e institucional que necesita. Y, en cuanto a los jugadores que ya posee, podrá determinar si están cumpliendo con las expectativas, si se le puede dar oportunidad en el primer equipo o si todavía no está listo, entre otras cosas. Es algo muy serio, significa taquilla, acceso a campeonatos. El diseño del plantel es delicado y determinante para el futuro.
El tema de menores es recurrente: se dice que Alianza ya no produce ni exporta talento como antes. ¿Cómo será el trabajo para mejorar en ese aspecto?
Existirá un scouting de mayores y también de menores, gente que estará en el día a día y que no aparezca cada dos meses a ver qué está pasando. En cuanto a captación, tenemos planeado hacer un barrido a nivel nacional, mirando todas las regiones del país. Habrá centros de desarrollo plasmados a través de academias de Alianza. Es ambicioso. Queremos tener presencia en las regiones, y las academias oficiales hará que lo tengamos. La directiva también busca crear un aporte social, que vaya más allá del educar jugando al fútbol.
¿Existirá un perfil de jugador para formar las divisiones menores?
El perfil que queremos “nace y se hace”. Hoy en día, estar detrás de una idea propia de “jugador modelo” no funciona porque el fútbol ha evolucionado. El jugador moderno es universal, con un biotipo y capacidad física importante, alguien que entiende el juego y maneja los gestos técnicos adecuados para la posición en la que se desempeña, pero el gran desafío no solo es encontrarlo, sino darle las armas en su formación para que llegue a ser ese gran jugador. Si a un marcador central le falta mejorar su técnica, lo trabajaremos a través de nuestros programas. Buscaremos educarlo y que complete las características básicas de juego que le hagan falta. En juveniles no siempre encuentras el perfil completo, pero sí lo puedes construir y trabajar y esa es nuestra idea. El jugador de fútbol es como un alumno: depende de un buen programa y buenos maestros.
Será clave, entonces, la labor de los directores técnicos de las categorías juveniles…
Sí, claro. El jugador tiene una inteligencia natural y una inteligencia adquirida, que es la que recibe de sus docentes. Cuando el juvenil no recibe aprendizajes en las divisiones menores, no terminar de desarrollarse. Yo podría traer a Messi a Alianza, pero si no hay un desarrollo integral de todas sus capacidades nunca va a ser Messi. Va a quedarse en la intención de haberlo sido por su calidad técnica, pero si no lo formé en otras áreas, nunca será completo. El objetivo principal es que haya muchas áreas interdisciplinarias que actúen y trabajen sobre los chicos.
El trabajo que mencionas es bastante amplio. ¿Todo eso se venía haciendo?
Cuando entro a un lugar, no me gusta hablar del pasado, porque cada profesional hace su trabajo de la mejor manera. Miro hacia adelante. Lo que nosotros buscamos es poner en práctica temas que quizás en el pasado no se podían hacer por temas presupuestarios. Ahora estamos intentando volcar un proyecto que sea efectivo y que logre lo que Alianza necesita: promover jugadores al primer equipo. Si hoy tenemos una competencia importante en ese aspecto es Cristal. Ellos tienen casi 70% de sus canteras en el plantel profesional y ha vendido por más de seis millones de dólares en los últimos años. Trataremos de lograrlo, y así generar una economía sana e ingresos para la institución.
El trabajo de su área seguro no se detuvo durante el receso. ¿Cuáles han sido sus primeras tareas?
Muchas. Junto al área de scouting, por ejemplo, ya tuvimos algunas capacitaciones. En una de ellas le entregamos a todos los entrenadores una computadora y un programa, para que puedan editar los partidos de sus equipos. La idea es que cada fin de semana, después de jugar, hagan una edición del modelo de juego del equipo y un análisis individual de cuatro de sus jugadores. Luego, en los entrenamientos, los llaman, les muestran lo que hicieron bien y lo que hicieron mal. Lo harán con imágenes, algo más objetivo. Por otro lado, el área de desarrollo humano viene haciendo un informe socioeconómico-afectivo de cada jugador de Primera para el entrenador que venga. Es un tipo de historia personal: dónde vive, con quién vive y si tiene algún problema personal, para que el entrenador entienda que hay detrás del jugador al que le enseña una táctica. Nosotros entendemos que para que una persona se comprometa, es necesario interesarse en su parte emocional. No son simplemente números que entran a una cancha a jugar fútbol.
El nuevo DT de Alianza ya es un secreto a voces. ¿Están en constante comunicación con él?
Estamos coordinando muchas cosas con él. El área de videoanálisis, en especial. Ellos están recolectando material de todo lo individual y colectivo, y pasándoselo. Los jugadores de Alianza son analizados para que, si hay algún inconveniente, poder ayudarlos.
Ante cualquier eventualidad, ¿hay la posibilidad de que asumas cómo director técnico?
No hay ninguna posibilidad, ninguna. Sería ir en contra de lo que nos planteamos en primer lugar. El objetivo es lograr el desarrollo de todas las áreas de soporte para que Alianza, este año como mínimo, pueda estar a la altura de cualquier institución seria. La conducción formal del club ocupa mucho tiempo. En caso haya algún ausente, como pasó con Pablo, eso sí, pondremos a todo el equipo de soporte a disposición.
La FPF, el extinto Torneo Centenario, un proyecto truncado y los problemas de toda la vida
Antes de llegar a Alianza, estuviste varios años en la FPF, Cristal y, más joven, en Atlas de Guadalajara. ¿Qué tan importante es el hecho de haber conocido tantos cargos en el fútbol?
En mi carrera he sido Director de Fuerzas Básicas, entrenador de fútbol profesional y líder de un proyecto de desarrollo deportivo ambicioso, como el de la FPF, donde el Torneo Centenario llegó a congregar todos los equipos profesionales de Primera y Segunda División, obligándolos a que tengan divisiones menores (Sub-13, Sub-15, Sub 17 y Reserva). Lamentablemente no lo han continuado. Es una pena enorme.
Entonces, estaba dando resultados…
Sí, había un golpe de calidad muy grande en el fútbol peruano. Lo que generaba en cada región era un movimiento de jugadores que ya tenía una línea de carrera dentro de su propia provincia. Permitía encontrar lo mejor en cada rincón del país.
¿Y la Copa Federación?
Ese es un torneo de academias, que incluye algunos equipos de Primera. No es un torneo puro. Las menores en los países de élite congregan a equipos profesionales. Si vas a Argentina, River no juega contra una academia de Buenos Aires, River juega contra todos los equipos de Primera y algunos del Nacional B. Lo que habíamos logrado era que en Piura, por ejemplo, Alianza Atlético de Sullana o Atlético Grau fueran las estrellas de la región y que todas las academias trabajen para darles jugadores a ellos y al fútbol profesional. Hoy Grau es lo mismo que la ‘Academia Pepito’. Si la ‘Academia Pepito’ sale campeón en Piura quizás juegue la Copa Federación y yo no quiero eso, yo quiero que la juegue Grau porque es un equipo profesional que debe desarrollarse. Lo mismo con la Copa Perú, que asciende directamente a Primera un equipo de 27 mil participantes. En 10 meses estás en Primera. Es una competencia importante, pero en el lugar que corresponde. Debe nutrir el fútbol profesional, no serlo. Ahí empieza la informalidad. Acá hay un tema de base, hay que levantar la mano y cambiar. Esos 36 años sin ir a un Mundial tiene su explicación. Para no volver a vivir eso no podemos tener solo cuatro equipos que forman mientras que en Argentina hay 60 y en Brasil 80, cuando eso es lo que conformará la Selección. El fútbol peruano tiene la obligación de que sus equipos tengan divisiones menores, un torneo nacional que los haga competir y un control estricto de cumplimiento, que va desde campo de juego hasta preparadores físicos. Nada de eso puede faltar.
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