Cuando Juan Pablo Goicochea escuchó el llamado de Guillermo Salas, cogió la camiseta de Alianza Lima para ponérsela encima y esperar su ingreso. El tablero electrónico de Matute marcaba 2-0 sobre Binacional. El triunfo estaba asegurado y ‘Chicho’ quiso cumplirle el sueño al entonces delantero de 17 años que había sido promovido de la Reserva. Hernán Barcos lo abrazó, Goicochea pisó la cancha y el hincha blanquiazul lo ovacionó como si se tratase de un momento esperado. Su debut como profesional estaba consumado y, también con él, el inicio de una carrera prometedora. O al menos eso parecía hasta ahora.