En Matute, las aguas han estado movidas después de que Alianza Lima perdiera la final ante Universitario de Deportes. Dejar escapar el tricampeonato, que era el objetivo deportivo más importante de la temporada frente al rival histórico y en la propia cancha, generó muchísimo dolor en la hinchada blanquiazul que, como era de esperarse, exigía al club tomar acciones en el plano deportivo para empezar a reconstruir lo que será el plantel del próximo año. En ese sentido, pedían la salida de Mauricio Larriera y después de más de 24 horas, esa será la decisión de la directiva.
Tras el 2-0 de la ‘U’, ya era muy complicado que el entrenador uruguayo, quien a mediados de la temporada se hizo cargo del plantel tras la destitución de Guillermo Salas a consecuencia de los malos resultados, continúe en la institución de La Victoria. El objetivo de todo club grande es obtener títulos y lo trajeron para cumplir esa meta, pero no se pudo. Siguiendo esta premisa, pocas veces ineludible, se sumó a la escala de valores, fundamentalmente, la manera en que se perdió la final con el cpnjunto merengue. Precisamente, esta es la razón que lo ha dejado fuera del club íntimo.
Cuando terminó el partido y reinó la frustración por la gran pérdida, el cuestionamiento común fue por qué razón modificó su sistema habitual de juego, el 4-2-3-1 por el 3-5-2, característico y dominado por Universitario desde que Jorge Fossati, su par crema, se hizo cargo. Un día antes de la final, Mauricio Larriera lo ensayó. Y muy seguro de la capacidad de sus jugadores, el DT creyó que era la ruta para ser protagonistas e imponerse en la final. Sin embargo, el desarrollo no le dio la razón, pues al minuto 3 el rival, con tres pases bien dados y aprovechando una marca frágil, gritó el 1-0 a su favor.
En la alineación estaba Oswaldo Valenzuela, volante de primera línea con 15 partidos en su haber, por Jesús Castillo, socio habitual de Josepmir Ballón y con más de 32 partidos jugados. La información que se tuvo en la previa, es que el ex Cantolao estaba sentido; sin embargo, tras la derrota, él mismo se encargó de precisar que estaba en óptimas condiciones y que su ausencia se debió a una decisión estricta del entrenador. Y nunca jugó. A los 37′ del partido, el estratega íntimo decidió sacar a Valenzuela para permitir el ingreso de Franco Zanelatto y cambiar al sistema 4-4-2.
Con el replanteo logrado en el trayecto, la pelota siguió en poder de Alianza, pero no supo de qué manera causar peligro a Universitario. Alianza parecía no jugar una final; sin ideas, lento, la rebeldía no aparecía. Frustración y malestar, tras lo producido por el equipo luego de los primeros 45 minutos, eran las emociones que sentía el cuerpo técnico. Luego del descanso, dos variantes desde el inicio: Bryan Reyna por Ricardo Lagos y Gabriel Costa por Pablo Sabbag. Hernán Barcos quedó solo en punta y se comenzó desde cero con el sistema 4-2-3-1. Sí, el usado largamente en el Clausura.
El equipo no encontró la brújula, menos el gol. A medida de que pasaron los minutos y estaba próximo el final del partido, la zozobra era general y también la desesperación, factores que fueron aprovechados por Jorge Fossati. A los 69′ el guía de los cremas logró el ingreso de Horacio Calcaterra y este a los 82′ anotó el 2-0 y liquidó el partido. El resto es historia y triste para los hinchas aliancistas. El experimento que hizo Mauricio Larriera en la final no resultó y la reacción en el trayecto para tratar de corregir el error tampoco surtió efecto. Mas bien, su decisión -la del entrenador- trajo reacciones duras.
Bryan Reyna, su jugador, despotricó su suplencia. “Ustedes saquen sus conclusiones. Lo único que sí digo, es que no me parece porque yo he venido sacándome la mie*** en estos partidos y no es posible, para mí, no arrancar. A mí me jode mucho esto, estoy como la mie*** ahora. Las cosas están así y ya está”, disparó el extremo a la salida del estadio. No quedó ahí: Consultado si el entrenador le explicó el por qué de su suplencia, arremetió con todo. “En todo el año no se acercó a hablar conmigo y tampoco yo no puedo hablar con él (Larriera) ahora”. A toda vista, una grieta que parece difícil de poder cerrar.
Luego de perder la final, a medida que pasen los días, saldrán a relucir otros factores que involucran no solo al entrenador, sino al cuerpo médico y a la gerencia deportiva de Alianza Lima. Hablamos del caso Christian Cueva. El futbolista venía jugando en el Torneo Clausura hasta que un informe exclusivo de Depor develó una rotura de ligamentos posterior en la rodilla derecha del jugador. Repentinamente, ‘Aladino’ no jugó más en el campeonato y se perdió la final (ida y vuelta). En el club todavía nadie se ha pronunciado sobre la pérdida de un jugador con su jerarquía para estos partidos.
Es oportuno indicar que Mauricio Larriera, desde que asumió la dirección técnica de Alianza Lima el pasado 2 de agosto de este año, ha dirigido14 partidos, entre el Torneo Clausura y ambas finales con Universitario. En estos encuentros, obtuvo los siguientes resultados: ocho victorias, una derrota y cinco empates. El mensaje cuando asumió fue que más allá de lograr la victoria a él le importaba mucho que su equipo jugara de la mejor manera, pero esto no lo pudo lograr al cien por ciento.
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