Quizás por historia, por tradición, el hincha blanquiazul se sintió poco identificado con su Alianza Lima durante las últimas dos temporadas. Con Pablo Bengoechea - y sus antecesores charrúas - las gradas de 'Matute' se tuvieron que acostumbrar a otro fútbol, uno más directo y menos agradable a la vista. Saltarse líneas, especialmente la de los volantes, apostar por el juego aéreo, cerrar líneas de pase y sacarle provecho a cualquier error rival eran cosas del día a día. Claro, ahí viene la eterna discusión entre "jugar bien", algo totalmente subjetivo, y ganar, cosa que el 'Profesor' hizo, y bastante. Tras una nueva clasificación al certamen continental más importante de Sudamérica, la Copa Libertadores, y el debut frente al vigente campeón River a la vuelta de la esquina, lo que menos le importa al fanático 'íntimo' es entrar a ese debate.
En sus pocos partidos en el banquillo aliancista, Miguel Ángel Russo ha mostrado una propuesta futbolística más acorde a lo que significa la grandeza de Alianza Lima. Pese a pasar prácticamente toda su vida en Estudiantes de La Plata (una escuela "bilardista" por excelencia), el técnico argentino implantó desde el primer día una manera bastante moderna de interpretar el juego. Un 4-3-3, con las líneas bien adelantadas - especialmente la defensiva -, presión rápida sobre el receptor y, sobre todo, la decisión de que su equipo siempre sea el protagonista del partido.
En el Monumental de Guayaquil, por ejemplo, los victorianos le jugaron de tú a tú a un Barcelona SC que aún goza de varios semifinalistas de la Libertadores 2017. Los dirigidos por Russo no se pudieron llevar un triunfo de la 'Noche Amarilla', pero para ser una plaza históricamente difícil (solo recordemos el 3-0 en contra por la Sudamericana 2014), el exDT de Boca pasó su primer examen con creces. Ni que hablar de la exhibición de Mauricio Affonso y compañía en el partido de vuelta, donde el resultado pudo ser aún más abultado. Esa misma valentía es la que se espera ver en Buenos Aires, Porto Alegre, Córdoba o Santiago, con el sueño de cada año de repetir la hazaña internacional del 2010.
Nuestro fútbol tiene la particularidad de jugarse en condiciones absolutamente diferentes: una semana puedes viajar a los asfixiantes 3,400 m.s.n.m del Cusco, mientras que a la siguiente, al clima húmedo de Moyobamba, sin tener en cuenta el estado de varias canchas a lo largo y ancho del país. Por eso, los técnicos extranjeros en el Perú se ven obligados a adaptar su estilo de juego semana tras semana. Eso, de hecho, le resultó difícil a Pablo Bengoechea al comienzo y será igual, seguramente, con Miguel Ángel Russo. ¿Quieres salir jugando? El irregular césped te lo impedirá. ¿Quieres hacer presión alta? Mejor no lo intentes, te ahogarás. Ahí, entre la indecisión, es donde entra a talar las conviccioines de cada uno por el "cómo". Este Alianza, por lo menos, no parece temerle a ningún reto y tiene, como gran aval, al mejor plantel del país. El tiempo, y los partidos, lo dirán.