En Rusia 2018 hubo 169 goles, de los cuales 72 nacieron de una pelota parada. Y justo en la previa del mundial, Jorge Sampaoli, entonces DT de argentina, tuvo la mala fortuna de subestimar este recurso.
“La pelota parada no define partidos”, dijo el ‘Hombrecito’. Puede que no comulgue con esa idea ni le guste. Cada uno tiene su ‘filosofía’ y su manera de ver el fútbol. Pero subestimar la pelota parada fue su gran pecado. Y hasta ahora se lo recuerdan.
Son estilos. En nuestro campeonato, Pablo Bengoechea tiene el suyo. Él, por ejemplo, prioriza el fútbol vertical, en el que si no hay una ‘vía rápida’ al ras del piso, utiliza los centros y las pelotas paradas. Y sí que le ha traído frutos, aunque a algunos no les guste.
Felizmente para los celestes, Mario Salas no es Sampaoli. Él tiene un estilo diferente, pero no mira por debajo del hombro el del rival. Por algo está trabajando con sus arqueros y su defensa cómo contrarrestar esta táctica. Será un choque de clásicos rivales y de estilos. Y a ninguno se le puede subestimar.
Escribe: Eduardo Sotelo
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