Daniel Ferreyra nació en San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, pero desde que llegó al Perú en 2009 se enamoró de nuestro país y adoptó la nacionalidad más allá del DNI. Su primer hogar fue Chimbote, adonde arribó para jugar por José Gálvez. Después pasó por César Vallejo, UTC, Melgar, Sport Boys, Cusco FC, Cienciano y Los Chankas. Precisamente en este último club colgará los guantes después de 22 años de intachable carrera, en un partido trascendental como el que sostendrán ante Universitario de Deportes. Aunque no podrá estar en el campo por una lesión, será una tarde inolvidable para él. A propósito de esta importante decisión para su vida, Depor conversó con el ‘Canguro’ y habló de todo: su recorrido desde que salió de River Plate, las lecciones que le dejó el fútbol, su amor por un país que adoptó como el suyo, la responsabilidad de los futbolistas y su deseo de ser un agente de cambio desde otro lugar.
¿Fue difícil decidir el momento de tu retiro? ¿Cómo fue ese proceso?
Fue difícil y lo sigue siendo. Fue una decisión pensada. Lógicamente que el retiro lo fui planeando durante muchos años, en el sentido de ir preparándome para lo que quiero hacer después, que es seguir involucrado en el fútbol desde otro lugar. Tuve un par de meses complicados desde lo mental, viendo si realmente era lo que quería hacer. Ahora en este último mes he estado más tranquilo, lo hablé bien con mi señora y mi familia, y la decisión ya está tomada. Lo estoy haciendo en un buen momento; estoy dejando el fútbol, y no el fútbol a mí.
Siendo Los Chankas tu último club como profesional, ¿qué balance le das a esta temporada en Andahuaylas?
Fue una grata sorpresa llegar a Andahuaylas, una ciudad que está enloquecida por Los Chankas, muy arraigada a los calores del equipo, con sus sentimientos. La gente siempre nos acompaña, el estadio se llenó todo el año y cuando jugamos en Lima es increíble la cantidad de gente que hemos llevado. Lo importante es haber terminado bien, que el equipo siga en Primera División y el proyecto siga caminando. Me encontré muy cómodo en la temporada, jugué muchos partidos. No he podido jugar en esta recta final por un problema en la rodilla, pero en líneas generales ha sido un lindo torneo y una linda experiencia. Es bueno terminar en un equipo así, con tanta pasión, que es como yo siendo el fútbol.
Te retiras a los 42 años. ¿Cuál ha sido la clave para extender tu carrera tanto tiempo, sobre todo manteniéndote en buen nivel hasta tu última temporada?
La carrera del portero es más extensa que la del promedio, pero no tanto como la he podido extender yo. Desde hace tiempo vendo diciendo que en el deporte de élite, se debe medir el rendimiento por lo que uno hace en la cancha, y no por la edad. Hoy en día el deporte está dado para que los jugadores mayores sigan rindiendo, y no solo en el fútbol. El otro día LeBron James hizo 25 puntos y el tipo tiene 39 años. En mi caso siempre me he mantenido bien físicamente, a pesar de la lesión que tuve en César Vallejo en 2012. Después de eso tuve una buena carrera durante otros largos 12 años y con continuidad en todos los clubes donde jugué. Hoy con 42 años, tranquilamente podría seguir atajando, lo mío es más un tema de la cabeza. Pero después de eso, estoy feliz, porque me siento con energía para lo que se viene.
Haciendo un ejercicio mental, si tuvieras enfrente al Daniel Ferreyra que todavía está en las inferiores de River Plate, ¿qué le dirías?
Le diría que no dé ningún pasó distinto al que di yo. Estoy muy feliz, me siento orgulloso de mi camino. Ahora con el diario del lunes, uno empieza a recordar lo que fue la carrera, los esfuerzos, todo lo que hemos hecho. Hablo en plural por Marina, mi esposa; por mi familia de acá; por la que está en Argentina; todos han colaborado para esto. Entonces, yo le diría que no tome ningún camino distinto al que tomé. He sido honesto con mi profesión, con mi familia, con mis amigos, con todos los clubes en donde jugué. La verdad que he hecho un camino lindo, una carrera hermosa de muchos años, de muchos partidos, muchos triunfos y muchísimas derrotas.
Hablaste de tu lesión en 2012, que fue en un partido entre César Vallejo y Sporting Cristal. ¿Qué aprendiste de todo lo vino después?
Hoy a la distancia, veo que me cambió la perspectiva del futuro. Yo siempre creía que era irrompible, que era un tipo al que no le podía pasar nada porque me cuidaba bien. Aquel accidente en el Nacional me hizo cambiar esa perspectiva que tenía y desde ahí estudié para dirigir, porque siempre quise hacerlo; me preparé y me puse las pilas en otros aspectos. Tuve a mucha gente al lado que me apoyó, no solo mi familia, sino también los profesionales que me cuidaron. A ‘Quique’ Fontes, el preparador físico que ahora trabaja con Ángel Comizzo en Atlético Grau, él me apoyó en el peor momento. A Pedro Hansen, el médico de River que me hizo una operación milagrosa y me mantuvo jugando por 12 años más. Esa lesión quizás me frenó en mi mejor momento, en mi ‘prime’, pero me dio otras cosas y estoy agradecido por eso.
Llegaste al Perú en 2009, a José Gálvez, pero tengo entendido que un año antes pudiste fichar por Alianza Lima. ¿Por qué no se truncó ese pase a La Victoria?
Así es, incluso tuve un precontrato. Tenía todo arreglado para venir a Alianza Lima, era una oportunidad muy importante para mí, es un club enorme y era una chance muy linda. Coquimbo Unido, donde yo estaba en aquel entonces, había decidido cederme sin ningún problema y al último momento desistió, quiso otra cosa y yo tuve que quedarme porque tenía un contrato vigente con ellos. Me quedé un año más en Chile y terminamos ganando el Clausura, fue un año espectacular allá también. Por eso te digo, todo lo malo terminó siendo positivo. Al año siguiente me tocó venir a José Gálvez y recorrer un camino con 15 años en el Perú. Hoy es mi casa, mi familia está feliz acá, mi hijo es peruano, yo estoy nacionalizado y ahora nuestra base será acá en Perú.
Cuando llegaste en 2008, ¿te imaginaste una estancia tan larga en el Perú?
Fui viviendo mucho el día a día. Al principio éramos chicos, mi esposa y yo; mi hija estaba chiquita aún. Pero después, a medida que fueron pasando los meses en Chimbote, me sentí cómodo, me hicieron sentir muy cómodo en todos los sentidos, me sentí muy identificado con la cultura. Luego mi esposa quedó embaraza de Joaquín, que nació en Trujillo. Fue todo muy increíble y terminé quedándome acá, enamorado del Perú y me siento un peruano más, con muchas ganas de ayudar ahora desde otro lado. Antes hemos criticado muchas cosas, ahora tengo la oportunidad de dejar de criticar y poner propuestas sobre la mesa. Ojalá que todo lo que vengo imaginando se pueda dar en por el bien del fútbol peruano y de todos.
Quiero trasladarme al 2015, año en el que saliste campeón con Melgar en su centenario, viviendo en una ciudad tan linda como Arequipa y con una hinchada exigente.
Sí, fue un año increíble. El tiempo que vivimos en Arequipa fue fantástico, conocí compañeros y amigos que quedaron para toda la vida. El ‘Pato’ Álvarez, Werner Schuler, José Aurelio Gonzales-Vigil, Gonzalo Maldonado; con todos ellos terminé estrechando una gran amistad. Conocí a Juan Reynoso, que me hizo crecer como jugador y persona, tuvimos charlas profundas con respecto al futuro, a lo que valía la pena y lo que no. Fue un gran proyecto y coronarlo con el campeonato nacional fue aún más increíble. Fue un año soñado en muchos aspectos, crecimos como personas, como futbolistas, como un grupo unido. Amo Arequipa, es una ciudad hermosa y tengo muchos amigos ahí. Estoy orgulloso de ver crecido a Melgar y cada vez que puedo lo nombro, porque para mí es el espejo a seguir para los demás clubes.
¿Cómo fue tu relación con Juan Reynoso, a quien hace no mucho lo tuvimos como entrenador de la Selección Peruana?
Es un tipo que entiende muy bien todo lo relacionado al juego, y que tiene muy clara su idea, y la transmite de una manera súper profesional. Es, sin duda, uno de los mejores técnicos que tuve en mi carrera. Tuve muy buenos técnicos y Juan es un entrenador increíble, que te potencia. Su personalidad es peculiar, pero cuando lo empiezas a comprender te das cuenta que lo único que busca es que mejores desde lo individual. Él me cambió en muchos aspectos, me dio herramientas para atajar mejor, por eso le guardo mucho respeto y aprecio. Me dio mucha felicidad cuando agarró a la selección y tristeza cuando se fue, pero bueno, el fútbol tiene esas cosas y seguro en algún momento la vida se lo compensará.
En 2017 saliste campeón con Sport Boys en Segunda División. ¿Cómo fue esa experiencia en el Callao y con ascenso incluido?
Yo jugué en un grande del Perú y ese fue Sport Boys. Fueron tres años en el club y eso me pone orgulloso, porque es un grande. Estuve en un momento muy crítico, llegué después de haber salido campeón nacional con Melgar y desde entonces se fue construyendo algo muy lindo que terminó con el ascenso en 2017. Fue una locura, eso terminó por enamorarme del club. Mi esposa es hincha del Boys, es fanática, se hizo enferma del equipo y hasta ahora ve sus partidos. Mi familia allá en Buenos Aires tiene camisetas del Boys. Fue mi casa durante tres años y viví momentos que solo los que estuvimos ahí podemos saber lo que es. Fue una decisión increíble por lo que renuncié desde lo económico, todo el mundo me decía que era una locura absoluta, pero todo fue por pasión; y me encontré con una devolución que fue mucho mayor a la pérdida, por el amor y cariño de la gente.
No solo ascendiste con Sport Boys, sino también con Cusco FC en 2022. ¿Qué experiencias te dejó la Segunda División? ¿Cómo es desde adentro? Te lo pregunto por todo lo que se ha visto este año y las polémicas que se generaron alrededor del torneo.
Sí, también tuve la oportunidad de salir campeón con Cusco FC, otro gran club. Fue un ascenso diferente al del Boys porque teníamos un equipo hecho para jugar Primera División, pero de un momento a otro nos dicen que vamos a jugar en la Liga 2 por la decisión del TAS. Los dueños del club nos bancaron a todos y respetaron los contratos, fue un gran año y ascendimos con justicia. Sobre la Segunda División, es una categoría complicada, muy difícil, con canchas jodidas y con partidos que no tienen absolutamente nada que ver con lo que se ve en Primera División. A mí me gustaría que se siga profesionalizando todo esto. También me tiene un poco agotado este nuevo rumbo que tomó la crítica respecto a las echadas, inclusive es una de las cosas que hizo que me desencantara y desgastara desde lo mental, por todo lo que se está viviendo. Ya no hay un análisis del juego, todo el mundo habla de que si pierdes es porque te vendiste, y si ganas es porque el otro se vendió. Todo está con lupa y una vara totalmente dispareja, porque siempre se apunta a los más chicos y no hacia los otros equipos. Es una locura todo lo que se habla de la Liga 2, por eso considero que es esencial que el fútbol mejore. Ahora que se viene la Liga 3, me parece que hay que profesionalizarla aún más, darle al máximo a todas las categorías para después tener una Liga 1 competitiva.
Ahora que mencionas este tema tan delicado, a comienzos de año hubo un malentendido con Los Chankas y un comunicado que sacaron poniendo en tela de juicio el profesionalismo del plantel. ¿Cómo afrontaste esa situación?
Fui el primero en hablar y alzar la voz. Fue un error garrafal por parte del club, ya lo solucionamos y me parece que ellos tenían esto porque venían de la Liga 2, con una visión distinta donde todo parece trucho, falso. Luego sucedió algo parecido después del partido contra la ‘U’ en Lima, donde se dijeron una gran cantidad de barbaridades. Por eso te digo, se ha perdido el análisis real del juego, es una locura lo que se está viviendo. Hay que solucionar esto, no puede ser que te presentes a jugar un partido con las herramientas para luchar mano a mano contra un equipo superior, y porque te gana ya todo se va direccionado hacia cualquier estupidez. Los jugadores también tenemos responsabilidad cuando declaramos, los directivos, el periodismo, cuando se le da eco a declaraciones sin ningún fundamento ni prueba. Yo creo que el deporte va mucho más allá de esto, el fútbol es un ente transformador. Todos los jugadores somos gente de clase media baja, la mayoría no hemos salido de cuna oro, el fútbol nos transformó la vida y nos permitió educarnos; entonces, no puede ser que lo inundemos de estas cosas.
A propósito de esto, Carlos Zambrano declaró en una entrevista acerca del partido en el que la ‘U’ le gana a Los Chankas por 4-0, catalogándolo como algo que no es normal y que espera que no vuelva a ocurrir lo mismo este domingo...
No soy de entrar en polémicas, pero es un poco lo que te estoy diciendo. Si no cuidamos las declaraciones entre nosotros que somos los protagonistas, ¿qué podemos esperar de un tipo que agarra Facebook y comenta algo? Nosotros somos responsables también de lo que está ocurriendo en redes sociales, no podemos declarar una barbaridad simplemente por generar un movimiento en el avispero. Somos jugadores profesionales, son directivos de clubes profesionales, son periodistas profesionales; nosotros no podemos entrar en un show de comedia o un espectáculo, somos otra cosa. De ninguna manera voy a entrar en algún tipo de polémica por una declaración, pero tenemos que empezar a tener cuidado entre nosotros. Acá sabemos que nos rompemos el culo a diario para ganar un partido y luchar con honestidad, además, si llegásemos a encontrar a uno que no es honesto, hay que denunciarlo y que no toque nunca más una cancha de fútbol. Todo el mundo habla y nadie presentó una prueba de nada, entonces, cualquiera que hable tiene que salir con una prueba.
Ahora que estamos hablando del mal manejo del fútbol peruano, no quería dejar pasar lo sucedido el fin de semana, en el 12-0 de Sporting Cristal a Unión Comercio. ¿Cómo viste esa situación, específicamente por los juveniles que quedaron expuestos, uno de ellos el portero Diego López de 19 años?
Es un poco de lo que estamos hablando. El juvenil tiene que llegar a Primera División con una preparación idónea y apta para soportar las presiones de la categoría, no puedes exponer a chicos a un partido así, exponerlos contra Cristal, contra una máquina de ataque como la tienen y exponerlos a que se coman 12 goles como pasó. Es una barbaridad no cuidar a los chicos desde el lado humano. Por ejemplo el chico 19 años, es un chico con la ilusión de debutar en Primera División, de hacer una carrera y crecer, pero debutó y se comió 12 goles, ¿cómo durmió ese chico aquella noche? Es una barbaridad lo que ocurrió. Y al chico, nada, decirle que en el arco tienes dos caminos: asumes y te haces cargo de lo que está pasado, o no puedes atajar. El arquero convive con el error, así que esto es borrón y cuenta nueva.
Volviendo a tu retiro, ¿cómo percibes el partido del domingo? Seguramente te hubiera encantado estar.
Obviamente que me hubiera encantado estar, son partidos increíbles. Primero que todo espero un ambiente de fútbol, festivo. Andahuaylas es una ciudad muy linda, pero es muy chica, así que no sé si esté preparada para recibir a la cantidad de gente que irá a ver ese partido. Ahora, desde lo futbolístico, enfrentamos a un rival durísimo, con la mejor defensa y un ataque de selección. En contraparte, nosotros tenemos un equipo con mucho volumen ofensivo, y más de local. Tenemos muchas ganas y sed de revancha por lo que pasó en el Apertura. Ojalá que el espectáculo termine siendo bueno y todo esto decante en una final del fútbol peruano, en un clásico que sería interesante para todos. Por otro lado, si ganamos, terminaríamos décimos, y para ser un equipo que recién ascendió, es una posición muy digna.
¿Cuál es tu reflexión final al cerrar tu carrera en el Perú?
Estoy enamorado del país, me siento parte del Perú y estoy feliz acá. Insisto, mi familia y yo haremos base acá, todavía no hemos definido la ciudad, pero nos quedaremos acá. La selección fue una espina que me quedó pendiente, pero bueno, seguramente en un futuro estaré del otro lado y cumpliré el sueño de estar en la Videna, no tengo duda de eso. Voy con mi objetivo claro en eso, en terminar adentro, lo voy a cumplir. Deseo ser parte de un factor de cambio y que dentro de 10 años me hagas una nota para que hablemos de un futuro mejor. Justo hablaba con unos compañeros y me decían: ‘¿para qué te vas meter en el quilombo? ¿por qué mejor no te vas otro lado o de vacaciones?’ Y la verdad es que yo quiero estar en el barro, es mi pasión, me encanta, me apasiona y me imagino siendo un factor de cambio. Quiero estar acá, en el barro, metido en el quilombo y luchar por todo esto que hemos hablado.
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