Las ausencias siempre marcan una presencia, y Perú no estuvo ajena a esta teoría, más aún cuando el calor popular hoy pide a gritos la exclusión definitiva de los llamados 'referentes' o 'titulares' indiscutibles, luego de aplaudible campaña de la Selección Peruana en la Copa América Centenario.
Y es que Ricardo Gareca ha dado un golpe implícito a los denominados insustituibles con el buen trabajo en la Copa América Centenario, en donde amplió el nivel de competencia.
Hoy el trabajo está por encima del nombre. ¿Por qué esta Copa América es un golpe tácito para quienes no estuvieron? Aquí te lo explicamos.
1. Ya no se sentirán seguros
En esta Copa América Centenario, Perú encontró variantes en todas sus líneas y, sobre todo, obreros dispuestos a cavar el resultado desde lo defensivo.
Y fue así que Perú encontró la mejor versión Alberto Rodríguez y Christian Ramos, dos defensores que se complementaron bien y otorgaron garantías con el transcurrir de los partidos. 'El mudo' fue prudente y preciso desde su juego hasta los reclamos arbitrales; y Ramos hasta se olvidó de la sombra de su suplencia; es decir, supo asumir la responsabilidad en la carencia.
Al menos, Ricardo Gareca pudo dirigir desde su zona técnica muy seguro de que acabará el partido con sus once hombres completos.
Aldo Corzo y Renzo Revoredo no tienen la velocidad y el desprendimiento de Luis Advíncula por la banda derecha, pero su solvencia defensiva es determinante para mantener el arco en cero. Mientras tanto, Miguel Trauco tampoco es la mejor versión de Juan Manuel Vargas por izquierda pero sus pulmones llenos de aire son garantía para la batalla física.
2. Ya no son indispensables
Alrededor de 8 jugadores del torneo peruano conformaron el once peruano que le ganó a Haití, le empató al mundialista Ecuador, le ganó al pentacampeón Brasil y domó al monstruo Colombia durante los 90'.
Es decir, quedó demostrado que el roce internacional del jugador peruano no deja de ser una mera sugestión teórica sino es determinante cuando lo aprendido en la escuela internacional influye en duelos ante rivales de jerarquía o de otro nivel superior al nuestro.
De nada servirá los galardones de Claudio Pizarro en la Eliminatoria Rusia 2018, si la picardía y la velocidad ahora la tiene Raúl Ruidíaz, por ejemplo.
Sin embargo, la inclusión de Jefferson Farfán al once de Perú es indispensable, siempre y cuando tenga ritmo de competencia y esté en óptimas condiciones físicas.
3. El colectivo es más importante
Sacrificio y solidaridad fueron las dos virtudes que conllevaron a este Perú hasta cuartos de final de la Copa América Centenario. Si Aldo Corzo (o Renzo Revoredo) era superado, allí estaba Renato Tapia o Andy Polo para darle una mano al lateral derecho. Si Miguel Trauco era un manojo de nervios, allí estaba Edison Flores y Óscar Vílchez para demostrar con su ida y vuelta la importancia de ser fuertes defensivamente.
Así se explica que Perú, a lo largo de la Copa América, recuperó el balón con dos o tres hombres encima del rival. Es decir, asfixiaba y neutralizaba bajo esta fórmula para luego contragolpear.
Y fue así que la construcción de juego y la asociación primó y, consecuentemente, la responsabilidad de definir recayó en los de arriba. No podía fallar en las pocas que generaba.
Si Paolo Guerrero no estaba en el área, allí estaba para resolver Christian Cueva, Raúl Ruidíaz o Edison Flores. Todos ellos esperaron en el área y se las arreglaron para marcar.
Perú cedió el protagonismo a sus rivales, pero supo herir con esta humilde identidad de juego que supo construir Ricardo Gareca, consciente de las limitaciones individuales que lo rodearon en esta Copa América Centenario.
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