Los mitos no están a la altura de su leyenda. Un equipo ni gana ni pierde por la altura o por factores externos como la neblina, el sol, la cancha o la lluvia. El equipo y sus jugadores – profesionales por cierto – se adaptan a este sistema climático, y las diferencias, finalmente, se marcan en función a la calidad de cada elemento.
Por ejemplo. Ni Christian Cueva de Perú ni Marcelo Martins de Bolivia juegan en la actualidad en la altura. Tampoco Paolo Guerrero. Sin embargo, ambos llegarán a La Paz, a 3 mil 625 metros sobre el nivel del mar, con ritmos distintos que han adquirido en Brasil y China, respectivamente. Es decir, el factor climático no será una ventaja ni una desventaja para los hombres más destacados de sus selecciones.
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La Copa Libertadores es el torneo internacional más indicado y cercano a nuestra realidad para establecer si la altura realmente otorga algún tipo de ventaja. Desde el origen de la Copa, solo un equipo que milita por encima de los 2,500 m.s.n.m ha logrado apoderarse del título. Fue LDU de Quito, en el 2008, de la mano del argentino Edgardo Bauza. Ni Cienciano (Perú), Real Postosí (Bolivia a 3 mil 735 m.s.n.m.), San José (Bolivia / Potosí a 3 900 m.s.n.m.) pudieron superar la primera fase. Bolívar ha estado cerca, pero tampoco ha podido levantar el título.
En una publicación en el Journal of Quantitative Analysis in Sports, el autor de este libro evidencia que el futbolista asume que jugar en altura representa un reto físico y psicológico y, debido a ello, no podrá desempeñarse como lo haría en circunstancias normales.
El mismo estudio indica que los futbolistas se vuelven más conservadores cuando juegan a más de 2,500 m.s.n.m. Aseguran más el pase, cuidan más el aspecto físico; es decir, se sugestionan y valoran más la posesión de balón, cuando el balón está en campo propio. Reorganizar una defensa, evidentemente, implica mayor desgaste e inclusive puede haber importantes consecuencias negativas. Sin embargo, Perú, en La Paz, debe tener en cuenta que ambos equipos están arriesgando por igual.
La Selección Peruana debería tener en cuenta un detalle que hizo popular Daniel Alberto Passarella, ex técnico de Argentina que perdió ante Ecuador en las Eliminatorias 1996. "La pelota no dobla", dijo. Y es que el argentino quiso decir que la pelota en la altura como la de Quito, desde su juicio, toma una velocidad diferente a la habitual.
La popular frase motivó a que una revista científica se interese por hallar solución al asunto y un grupo de ingenieros explicó al mundo la afirmación de Passarella: la pelota dobla en la altura, pero con poca intensidad.
El gol de Juan Carlos Mariño a Bolivia en La Paz para Brasil 2014, desde casi medio campo, fue la mejor contradicción a la excusa del argentino.
"Con entrenamiento y conociendo el lugar, se puede prever y calcular cada jugada en la altura.", dijo el entrenador argentino Marcelo Straccia, que dirigió Melgar y en Bolivia. La altura es solo un mito.
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