La selección peruana no puede perder la perspectiva. Las últimas campañas de la bicolor en Eliminatorias han sido sobresalientes –dos clasificaciones a repechajes, una con desenlace feliz– y eso ha hecho que el optimismo se desborde y el nivel de exigencia se incremente. Pero la verdad es que Perú es un equipo al que no le sobra nada y en cada partido irá a una guerra. Juan Reynoso lo tiene claro, pero es clave que también el hincha sea consciente de nuestras opciones.
Hace poco conversaba con, lo que considero, dos buenos ejemplares del hincha de la blanquirroja: amor incondicional por la selección peruana, camiseta oficial hasta para dormir, asistencia a todos los partidos y, por supuesto, hablan, comen y respiran fútbol. Pero más allá de su incuestionable sentir por la bicolor, me despertó extrañeza una frase que soltaron: “Ya sería el colmo que con tantos cupos no clasifiquemos”. Así, sin tapujos ni temor a la ‘mufa’.
Sin ánimo de alimentar la polémica, me limité al rol de oyente, pero no pude evitar quedarme con esa frase en el paladar. Es cierto que los cupos ofrecidos a CONMEBOL para el Mundial 2026 –seis directos y uno al repechaje– amplían las opciones de la selección peruana de estar en la próxima Copa del Mundo. Y dados los últimos antecedentes –quintos en las Eliminatorias a Rusia 2018 y Qatar 2022– no es descabellado pensar en que Perú está en condiciones de luchar palmo a palmo por un cupo.
Pero hay que ser conscientes del lugar que ocupamos en Sudamérica. Es cierto que la selección peruana, luego de años de lamentables procesos, por fin compite a nivel continental. Y también es cierto que los rivales, pese a que en su mayoría tiene más jugadores en ligas importantes, nos miran distinto: Perú ya no es la plaza en que la que todos vienen a sumar y tampoco es el oponente al que esperan con ansías para sumar de local. Pero tampoco es que la bicolor pueda sentirse cómodo ante ningún rival, ni en su casa ni fuera de ella.
Salvo esa brecha que parece insalvable de Brasil y Argentina con el resto de selecciones, todo está muy parejo. En las Eliminatorias a Rusia 2018 y Qatar 2022, Perú ganó partidos claves, que nos regalaron dosis de emotividad que hasta hoy agradecemos, pero también cayó –y feo– en varias ocasiones. Su gran virtud fue que supo levantarse y nunca dejó de creer en sus posibilidades. Además, tuvo rachas en que el equipo funcionó como un reloj y superó a rivales directos. Y lo que también nos jugó a favor es que varios equipos tuvieron una serie de malos –e inesperados– resultados que nos favorecieron.
Claro, sería mezquino no darle a los jugadores y Ricardo Gareca el crédito que se merecen, y reducir sus logros al demérito de sus contrincantes. Es más, fue una virtud de la bicolor sacar petróleo de las circunstancias. Pero nada nos asegura que para esta nueva Eliminatoria se va a dar un panorama similar.
Brasil y Argentina, seguramente, estarán en el Mundial de México, Estados Unidos y Canadá 2026 (lo que no quiere decir que no dejen puntos en el camino). Luego, si se habla solo por antecedentes, Uruguay debería quedar entre los puestos que dan un boleto directo, pese a que atraviesa un recambio generacional y estrena a Marcelo Bielsa como técnico. Y ahora viene lo bueno. Pese a su ausencia en Qatar 2022, Colombia tiene una de las selecciones más potentes del continente, por lo que, si no sucede nada extraño como en el anterior proceso clasificatorio, también es favorito a asistir a la próxima Copa del Mundo. Ecuador, por su parte, no da indicios de que su gran campaña rumbo a Qatar 2022 –clasificó de manera holgada– haya sido una casualidad. Después de eso, todo hace indicar que será una guerra por los lugares restantes.
Tomando en cuenta las últimas Eliminatorias, la selección peruana estaría en el siguiente escalón en ese ranking de favoritos. Pero no se puede olvidar que Paraguay y Chile, con tres y dos ausencias, respectivamente, en Copas del Mundo, van a hacer lo posible por quedarse con un cupo directo. Y ellos posiblemente apunten a Perú como la selección a desplazar. Además, son selecciones a las que no le faltan estrellas –por lo menos tienen más que la bicolor–, así que se saben capaces de meterse en el Mundial. Tampoco se puede descontar a Venezuela, que debe estar saboreando esos cupos extra como su gran chance de, por fin, ir a una Copa del Mundo. Además, tiene gran parte de sus jugadores en ligas importantes. El país que tal vez está un peldaño atrás es Bolivia, aunque ya sabemos de lo que es capaz en la altura de La Paz.
Todo este ejercicio no es nada más que una visión externa y lejana –aunque no tanto– de lo que va a ser la Eliminatoria al Mundial 2026. En un proceso tan largo, el panorama suele cambiar continuamente y las selecciones fluyen en altibajos. Está bien que haya optimismo, y no está mal ilusionarse. Exigirse más y aspirar alto te hace mejor, pero no es lo mismo a sentirse fijo. Perú es una selección que atraviesa un cambio de técnico y que apenas está encontrando recambio a sus ya consolidadas figuras. Las posibilidades nos juegan a favor, pero no olvidemos lo que nos costó llegar hasta ahí. Porque ojo, cuanto más alto se vuela, más dolorosa es la caída.
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