Es cuestión de tiempo para que Jorge Fossati sea anunciado como próximo técnico de la Selección Peruana. Tras la oficialización de la salida de Juan Reynoso, el uruguayo tendrá el camino libre para llegar a la Videna sin problemas. Y a partir de allí empezará una etapa distinta, una en la que el ‘Flaco’ será protagonista de su propia historia y de lo que pueda escribir en ella. Por eso, es clave mirar hacia atrás, retroceder hasta su etapa como seleccionador de Uruguay y Qatar, cuando tenía como única misión clasificar al Mundial, algo similar a lo que vivirá cuando se ponga el buzo de la bicolor. ¿Cómo fue Fossati dirigiendo a una selección y cuánto se parece al que vimos en Universitario de Deportes este año?
Pongámonos en contexto. La primera experiencia de Fossati a ese nivel fue con Uruguay entre 2004 y 2005. Llegó procedente de LDU de Quito, donde había sido campeón nacional de Ecuador en 2003, para reemplazar a Juan Ramón Carrasco camino al Mundial Alemania 2006. Cuando asumió el cargo, la sensación que había sobre él en la prensa de su país y los propios uruguayos no era la mejor. Se cuestionó su capacidad para dirigir al combinado ‘charrúa’ tras los primeros dos malos resultados: derrota 1-3 ante Perú en el Centenario y goleada incluida de Colombia por 5-0 en Barranquilla. Pero el DT aguantó de todo: puso el pecho a los cuestionamientos y resistió. Su etapa recién empezaba, tenía cierto el respaldo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y cierto crédito para tomar las decisiones que él consideraba pertinentes.
“Dejen de robar la plata”, “pongan huevo, gallinas”, “en Europa se juegan todo y acá hacen la plancha”, fueron algunos insultos que recogió el diario El Observador de Uruguay. Y Fossati enfrentó su primer temblor. Si bien era un DT un poco más joven, aunque igual de canoso como hoy, su inexperiencia dirigiendo a selecciones le hizo cambiar su forma de pensar. Había que hacer un trabajo mejor y aprovechar la Copa América 2004 que se desarrolló en Perú para ‘ensayar’. Fue su prueba de fuego y terminó con un meritorio tercer lugar, tras imponerse precisamente ante los ‘cafeteros’ por 2-1.
Ese torneo hizo que el mensaje del ‘Flaco’ llegara hasta el corazón de sus futbolistas. La convivencia, las anécdotas, las charlas en la interna del equipo convenció al grupo de jugadores. Fue como su salvavidas, lo que estaba esperando para aplicar lo que ya conocía: su poder de convencimiento. La palabra de Fossati estuvo por encima de la estrategia. Y él mismo lo confirmó en una entrevista con el canal de YouTube ecuatoriano llamado ‘AM Sports’ en el 2020. “Un entrenador de verdad no es tan importante si usa 4-4-2 o sabe de táctica o estrategia. Mucho más importante es cómo tiene a su grupo, cómo convence, cómo le llega al jugador. Yo estoy convencido, pero cómo hago para convencer al otro si no conozco su idiosincrasia”, expresó.
Lo que vino después ya todos lo conocen. Fossati no volvió a protagonizar papelones como ante Perú y Colombia; al contrario, le devolvió la esperanza a Uruguay. Él asumió el cargo cuando la ‘Celeste’ estaba en el puesto 9 y al término de las Eliminatorias lo dejó en el quinto lugar, clasificando al repechaje. Si bien los charrúas perdieron en penales ante Australia, lo hecho por Fossati en su selección nacional lo marcó para siempre: se convirtió en un técnico de corte docente, empático, con experiencia y poder de convencimiento. Se podría decir que ese tiempo le sirvió para pulir su estilo, mejorarlo y afianzarlo. Y si bien enfrentó críticas en el camino, las resolvió como lo hizo ahora en el último año dirigiendo a Universitario: con resultados.
Empatía y liderazgo
Después de eso, tuvo dos etapas en la selección qatarí: del 2007 al 2009 y del 2016 al 2017; pero tampoco pudo lograr la clasificación mundialista. Más allá de los resultados, lo que se destaca de esta experiencia es su manera de empatizar con el otro. Es decir, ponerse en el lugar del futbolista qatarí para entender sus costumbres, su manera de pensar y su sentir. Para Fossati era algo fuera de lugar entrenar a una selección asiática por el idioma, la competencia y otras razones. Sin embargo, asumió el cargo y lo que aplicó fue algo que todo técnico debería conocer.
“Cuando fui a Qatar, era totalmente diferente. Llegué y lo primero que hice fue llamar a Carlos Tenorio (exfutbolista ecuatoriano y con pasado en el fútbol qatarí) y que me cuente todo. Porque quería conocer dónde estoy, cómo es la gente, cuáles son las motivaciones, si van a entrenar en un Mercedes, Lamborghini o Ferrari. ¿Vos pensás que los vas a convencer de igual manera que al uruguayo que va a entrenar en el bus? Tienes que saber quiénes son, cómo reaccionan, cuál es su cultura. Es fundamental”, contó en ‘AM Sports’.
Y eso fue clave para él, porque marcó su etapa como técnico de selecciones. Para ser un buen técnico, hay que entender al otro. Y Fossati lo aplica en cada equipo al que va, incluyendo a Universitario. “Si no lo conozco, ¿cómo voy a llegar a la persona que hay delante o detrás del jugador? Jamás le voy a poder sacar lo mejor de él si no lo conozco”, afirma. Es evidente que conocer al grupo que dirige es parte esencial del trabajo del uruguayo. Sin eso, es imposible dirigir y mucho menos convencer. Por eso, ese antecedente es importante para saber con qué Fossati nos vamos a encontrar en la selección peruana. Lo que vimos de él este año en la ‘U’ refleja gran parte de su faceta como DT; sin embargo, entrenar a una selección requiere otro ritmo, algo más personal, empático si se quiere. Y don Jorge sabe cómo hacerlo.
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