Dicen que cuando se juega con el corazón en la mano, la razón queda en el olvido y le da paso a la pasión disfrazada de frenetismo. Ese sentimiento por rebelarse a lo que parecía ser una muerte inevitable hizo que la Selección Peruana saque lo mejor de sí. Jugando al límite, con el pulso acelerado y sin guardarse nada, el empate 0-0 ante Paraguay en Ciudad del Este tiene todo el mérito del mundo porque se logró desde la adversidad. A pesar de los seis palos en contra, una expulsión anticipada y un árbitro localista, el Perú de Juan Reynoso sacó un punto que se valora el triple por el sobreesfuerzo realizado y por todo lo que tuvo que sufrir para sumar en el inicio de las Eliminatorias al Mundial 2026.