La salida inminente de Juan Reynoso de la dirección técnica de la Selección Peruana no solo marca el fin de un proceso que nunca resultó en la Videna. También significa el inicio de una nueva historia, que debe ser distinta a la vivida de la mano del ‘Cabezón’ y que pueda cambiar la imagen mostrada por la bicolor en las primeras seis fechas de las Eliminatorias al Mundial 2026. Quien asuma el buzo del combinado nacional debe conocer que no solo tendrá la responsabilidad de revertir una situación adversa que parece consumada para los nuestros, también pelear la clasificación a la Copa del Mundo y saldar los pendientes que dejará Reynoso tras su paso. ¿Qué le urge recuperar a la bicolor?
Para empezar, vayamos a la esencia de todo: la identidad de juego. Históricamente, la selección se ha caracterizado por practicar un fútbol bastante técnico; es decir, con un juego asociativo de buen toque de balón y en el que el engaño forma parte de nuestra esencia. Y lo más cerca que hemos estado de esa expresión futbolística fue en la etapa de clasificación a Rusia 2018, con Ricardo Gareca al mando de la bicolor y un grupo renovado de jugadores. El equipo del ‘Tigre’ no era el Barcelona de Pep Guardiola, pero tenía una idea de juego sólida y un funcionamiento que recuperaba el ADN de antaño. Christian Cueva, Edison Flores, André Carrillo, Yoshimar Yotún, entre otros más, formaron parte de ese quipo y la mayoría de ellos también estuvo en la ‘era Reynoso’. El problema es que hoy no jugamos así. Con el ‘Cabezón’ retrocedimos en ese aspecto y es casi una obligación para el próximo DT volver a lo que alguna vez fuimos.
Revalorar y fortalecer al futbolista peruano
Entre otros pendientes también está revalorizar al futbolista peruano. En la memoria de todos todavía están las palabras de Reynoso luego de la derrota contra Argentina en Lima. “Lastimosamente, Bryan Reyna y Joao Grimaldo, que tienen un talento impresionante, no están ni para sostener 60 minutos, y esas son las carencias que nos da la liga local”, sostuvo el ‘Cabezón’ en su momento. Si bien pudo ser una justificación que encierra en sí misma una dolorosa realidad, sus expresiones lapidaron al futbolista peruano en general, lo puso en el último escalón, lejos del valor que alguna vez tuvo años atrás. Pasamos del “creo en el jugador peruano” de Gareca al “no están para 60 minutos” en poco tiempo. Y ese discurso trae consecuencias, sobre todo para aquellos que juegan en la Liga 1 e intentan abrirse paso hacia la selección. Esa brecha creció y es clave volver a reducirla.
De la selección de Reynoso solo cuatro futbolistas incrementaron su valor: Grimaldo, Quispe, Reyna y Zanelatto. Todo debutaron en las Eliminatorias y sus valores de mercado actuales van desde los 900 mil a 1.5 millones de euros, según el portal especializado Transfermarkt. Lo curioso es que todos juegan en la liga local, esa que el propio Juan menospreció ante los medios de comunicación. El resto de seleccionados, en cambio, mantuvo o perdió su valor. El futbolista mejor cotizado en el mercado es Renato Tapia con 5 millones de euros, mientras que el peor valorizado es Paolo Guerrero con 150 mil euros.
Por otro lado, está la fortaleza mental de cada futbolista. Era común ver en la selección a jugadores que ofrecían un nivel regular en sus equipos, pero cuando se ponían la camiseta nacional potenciaban su juego. Carlos Zambrano, muy criticado cuando jugada en Boca Juniors, era otro cuando defendía a la bicolor. Lo mismo con Luis Advíncula, Christian Cueva, Aldo Corzo, entre otros más. Ese plus lo daban cada vez que jugaban por la selección. Y ahora es distinto, porque el rendimiento de muchos está por debajo de lo esperado. Se ha perdido esa mística, esa conexión, ese hambre de gloria. Y eso sucede en el fútbol, pero justamente allí está la labor del psicólogo deportivo y hasta del propio entrenador. Porque para un futbolista es importante encontrar motivaciones constantes.
Finalmente, está el reto más difícil: remontar un escenario adverso tal y como Gareca lo hizo rumbo a Rusia 2018 y Qatar 2022. Perú es último de Sudamérica con dos puntos de 18 posibles, está a tres unidades de Paraguay, que ocupa el séptimo lugar y la zona de repechaje. Faltan 12 partidos más por jugarse y matemáticamente es posible llegar al Mundial 2026; pero se necesita más que números. Por el contexto, el cambio debe venir desde los resultados, tomando en cuenta todos los pendientes anteriores en los que el próximo técnico deberá trabajar. Intentar la épica a lo Gareca será un ejercicio con un grado de dificultad por el que ya hemos pasado. Eso sí, es clave tener en el timonel a la persona indicada.
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