En la vida no siempre se da la premisa que dándolo todo y esforzándose se llega al éxito. En ocasiones la suerte tiene que estar al lado de uno para estar en el momento preciso. Que los planetas se alineen para que las cosas te pasan a ti y a nadie más que a ti... y Sadio Mané - que estará en Rusia 2018 - bien sabe de eso. Nacido en Senegal, uno de los países africanos con mayor pobreza y donde solo el 57% de los niños terminan la educación primaria, una de las figuras del Liverpool fue ungida por la 'Diosa Fortuna' cuando era un niño.
El ahora extremo de los ‘reds’ vio la luz un 10 de abril de 1992 en la ciudad de Sédhiou. Su infancia y parte de su adolescencia se vio marcada por el fútbol en la calle, sobre la arena y viendo a su país por primera vez en un Mundial cuando se dio Corea-Japón 2002. “Estábamos muy emocionados por la Copa del Mundo. Era nuestra primera vez y llegamos hasta cuartos de final. Incluso le ganamos a Francia (que venía de alzarse con el trofeo en 1998) en el primer partido”, decíaemocionado al recordar uno de los mejores momentos futboleros de su país a Goal.
Mané siempre ha respirado fútbol. Desde chico no le importaban las heridas en sus pies cuando jugaba hasta descalzo. ¿Qué significaban algunos rasguños cuando tu meta es llegar a ser un profesional? Lo suyo es la pelota. Cuando tenía 15 años recibió la bendición de ser visto por ojeadores de la 'Generation Foot', centro de formación de un club de segunda división de su país. En la prueba tenía la peor vestimenta para practicar el deporte: lucía unos botines casi inservibles y no era el más corpulento del equipo. Sin embargo, su velocidad y gambeta hicieron que lo llamasen a un lado para preguntarle de dónde había salido.
“Mírate, cómo puedes jugar con eso. ¡Y esos shorts! ¿Nunca has tenido la ropa adecuada para jugar al fútbol? Bueno, olvídate de eso. Ahora vas a jugar para mi equipo”, le dijeron desde el club del que también salieron figuras como las de Diafra Sakho y Pappis Cisse. Su familia, netamente religiosa, se oponía a su incursión como futbolista sobre todo porque la academia quedaba en Dakar, ciudad a 300 kilómtros al norte de Sedhiou. Pero, cuando Mané les dijo que vayan a verlo, vieron en él no solo a un joven divirtiéndose con el balón, sino también a la esperanza de un mejor futuro alejados de la miseria.
Ahora, el presente de Sadio Mané es otro. Indumentaria no le falta; en Liverpool pide lo que quiere y se lo dan. ¿Chimpunes? Pues tiene hasta para escoger en la previa de cada encuentro. Ya luce sus nuevos New Balance en sus pies, los mismos que usaría en Rusia 2018 para inflar las redes de Polonia, Colombia y Japón en el Grupo H del Mundial Rusia 2018. En Senegal, su familia observando sus fotos de niño, le tiene más que fe.