Griselda Blanco fue la pionera en el multimillonario negocio del tráfico ilegal de cocaína colombiana a Estados Unidos, mucho antes que el conocido narcotraficante Pablo Escobar. Dentro del mundo de las drogas, era considerada la más sanguinaria a la hora de actuar, y cuando llegó a la cima, no solo fue eso, sino que sirvió de ejemplo para quienes querían entrar al negocio. También conocida como la ‘Madrina de la cocaína’, Blanco es noticia las últimas semanas al darse a conocer que se prepara una película sobre su vida.
Aunque en enero de 2018, parte de su vida ya fue transmitida por televisión con la serie estadounidense ‘Cocaine Godmother’ en la que era representada por Catherine Zeta-Jones, la biografía de la mayor narcotraficante colombiana llegará esta vez al cine. Ahora será encarnada por Jennifer López.
Pero ¿realmente sabes quién fue Griselda Blanco, la colombiana que inició al Patrón del mal en el narcotráfico? A continuación, te detallamos todo lo que debes saber de esta peligrosa y temida mujer.
Pese a lo que muchos piensan, Griselda Blanco fue la verdadera Patrona del mal. Construyó su imperio enviando cocaína de Colombia a Estados Unidos en las décadas de 1970 y 1980, un negocio que le dio millones de dólares en el que trabajaban más de 1.500 delincuentes. Además de ser la que inventó las “mulas” para camuflar la droga, fue quien trazó las rutas iniciales del narcotráfico, a través de Miami, que posteriormente usaría Pablo Escobar.
Su comportamiento fue tan sangriento que en una oportunidad mandó a matar a su sicario Jesús ‘Chucho’ Castro porque días antes había pateado a uno de sus hijos; sin embargo, el sujeto, quien estaba a bordo de su auto, se salvó de milagro de la lluvia de balas que había ordenado su patrona, pero no ocurrió lo mismo con su bebé de 2 años, quien recibió dos disparos y falleció. Tras conocer la noticia, lo único que dijo Blanco fue “ya estamos a mano”.
Su crueldad era única, tanto así que si le solicitaban drogas y no le pagaban a tiempo o sentía que el dinero no era suficiente por lo que estaba dando, tomaba la decisión de acabar con la vida de los responsables. Cuando Griselda ordenaba un asesinato, instruía a sus sicarios para que acabaran con todos los posibles testigos, no importaba si había mujeres y niños, todos debían morir.
Desde su nacimiento, el 15 de febrero de 1943 en Cartagena de Indias, Griselda tuvo una vida muy complicada. Su madre Ana Lucía Restrepo la concibió luego de quedar embarazada de su patrón, quien la obligaba a tener relaciones sexuales con él en la misma finca donde trabajaba. Dio a luz a escondidas y mantuvo a su bebé en secreto, pero al ser descubierta fue echada por la señora de la casa y fue a parar a la comuna 13, un empobrecido y peligroso barrio fundado por desplazados en Medellín.
Se inició en el mundo criminal a los 11 años cuando junto con otro grupo de niños se dedicaban a robar a los transeúntes. A raíz de que su ambición por obtener más dinero creció, se agrupó con algunos amigos para secuestrar a un menor de 10 años, cuya familia era adinerada. Al no obtener rápido lo que pedían, decidieron matarlo. Blanco, quien los lideraba, sacó un arma y le disparó en la cabeza al pequeño rehén, convirtiéndose en el primero de una larga lista de víctimas. Así comenzó su prontuario asesino.
A los 14 años abandonó su hogar tras haber sido violada por su padrastro, algo que su madre nunca le creyó. Poco después de dejar su casa conoció a Carlos Trujillo, un delincuente dedicado a la falsificación de documentos de inmigración y envío de inmigrantes ilegales a Estados Unidos, con el que tuvo tres hijos. Al morir de cirrosis, ella se quedó con el negocio y al poco tiempo de duelo, tres meses, se fue a vivir con su amante Alberto Bravo, con quien se inició en el mundo de las drogas.
Ambos establecieron un negocio de cocaína en Queens, Nueva York, que rápidamente tomó la Gran Manzana. Aunque al principio Blanco contrató “mulas” femeninas que escondían la cocaína en sus sostenes y tacones para llevar droga al extranjero; a mitad de 1970, sus pilotos transportaban cantidades considerables de coca directamente desde Colombia, algo que le dio millones de dólares.
Sin embargo, al sentir que la administración de su negocio, que era manejada por Bravo, no estaba dando los frutos que esperaba, decide regresar a su país para conversar con su pareja. Al llegar, ambos, acompañados de sus guardaespaldas, empezaron a discutir, algo que hizo perder la paciencia a Blanco, quien sacó su arma y disparó a Alberto, quien también le respondió con su pistola. Al final, seis hombres de ambos murieron, ella pudo recuperarse del balazo que recibió en el estómago, pero él no resistió al tiro que impactó en su rostro.
De esta forma, la narcotraficante colombiana también empieza a ser apodada como ‘La viuda negra’, no por la crueldad que tuvo al matar a un gran número de personas, entre ellos haber mandado a descuartizar a un hombre por haberla llamado gorda, sino porque todos sus amantes terminaron muertos.
Luego de que Griselda se recuperó del disparo que recibió de Bravo, decide casarse con Darío Sepúlveda, con quien tuvo un hijo. Debido a que la Madrina de la cocaína quería que su pequeño no estudié y se dedique de lleno al negocio del narcotráfico, el cual le heredaría, su padre decide fugar con él cuando tenía 4 años.
Blanco los encontró en Medellín cuando manejaba su coche junto a su niño. Se dice que ella habría sobornado a unos policías para que lo detuvieran. Cuando fue esposado se dio cuenta que todo se cumplía por órdenes de Griselda, y temiendo el mismo destino que el bebé del sicario ‘Chucho’, corrió para alejarse del carro y recibió varios disparos por la espalda que acabaron con él.
Debido a que desató una guerra de bandas al asesinar en un centro comercial a dos narcotraficantes, se convirtió en objetivo principal, no solo de la justicia, sino también del narcotráfico.
Las primeras capturas de narcotraficantes colombianos ayudaron a tener pistas de ella, pero lo que más le sirvió a la DEA para su captura fue que el sobrino de Alberto Bravo, al enterarse de la muerte de su tío, la estaba persiguiendo con francotiradores para matarla.
Para evitar que atenten contra su vida, se fue a vivir a California, donde fue intervenida el 10 de febrero de 1985. A pesar de que por su prontuario criminal debió ser condenada a pena de muerte, solo recibió 20 años de cárcel. Griselda habría sobornado a testigos para callarlos. Incluso, la declaración del principal testigo, su exguardaespaldas Jorge Rivi Ayala, al haber mantenido conversaciones sexuales con miembros de la Fiscalía, perdió credibilidad.
A pesar de estar recluida en prisión, mandaba a asesinar a sus enemigos y pudo mantener su ilegal negocio con la ayuda de otro de sus amantes conocido como Charles Cosby, a quien conoció porque le mandaba cartas de amor sin haberla visto antes y terminó dirigiendo su industria.
Como Griselda buscaba la forma de salir de prisión, no se le ocurrió mejor idea que secuestrar en 1994 al hijo del presidente John F Kennedy para poder negociar su libertad.
Al final y pese a los intentos, el rapto no se pudo concretar y Cosby se entregó a la justicia y declaró contra ella.
Tras cumplir su condena fue deportada a Colombia en 2004, año desde que no se supo nada de ella. Las autoridades pensaron que al llegar a su tierra natal sufriría algún atentado contra su vida por las más de 200 muertes que tenía en su haber, pero no le pasó nada.
No se supo nada de su paradero hasta la tarde del 3 de septiembre de 2012, cuando Blanco murió después de haber recibido dos disparos en la cabeza por un motociclista.
Ella recibió dos impactos de bala cuando salía de una carnicería en Medellín. Murió al instante sobre el pavimento a la edad de 69 años. Ella fue enterrada cerca a la tumba de su apadrinado Pablo Escobar.
La primera vez que Griselda Blanco se reunió en los años setenta con Pablo Escobar en Miami, él era apenas un pequeño jalador de carros de Medellín que buscaba entrar en el negocio. Y así fue, ingresó al mundo del narcotráfico y formó parte de los más de 1.500 individuos que trabajaban para ella.
Por esos años, Escobar, un entonces joven bandido, se mantuvo pegado a Blanco por la visión que tenía del negocio. Es así como, por consejos de la Madrina de la cocaína, dejó de vender la droga que producía en su primer laboratorio para los Ochoa y creó su propio cartel, uno de los más sangrientos, que solo era superado por su mentora.